viernes, 1 de julio de 2016

LAS CIUDADES Y EL MUNDO
Siguiendo con nuestro análisis sobre la problemática universal y nacional en sus diferentes aspectos, hemos querido llevar ese estudio a uno de los lugares emblemáticos de nuestra existencia. LA COMUNIDAD.
Indice
I. Las grandes ciudades
II. Naturaleza de una ciudad autosustentable
III.  Soluciones alternativas para lograr un orden social y económico orgánico
a. Elaboración del producto bruto interno comunitario
b. Incidencia del interés en la vida comunitaria
c. Reflexiones sobre alternativas económicas y financieras por el bien de la comunidad
c.1. Distributismo
c.2. Una moneda para la economía natural

c.3. Crédito social 

I. Las grandes ciudades
En las últimas décadas se han producidos cambios sustanciales en las relaciones comunitarias, influidas, sin dudas, por la penetración foránea como consecuencia de la perversa globalización.
En América del Sur las ciudades – grandes metrópolis – que tienen salida al mar han alcanzado un desarrollo más específico.
Todo esto ha permitido la fácil salida de materias primas y el ingreso de productos manufacturados. Ello llevó a que en los años 90 se produjera una disminución de más de 100.000 industrias de un desarrollo revelador. 




Desde las empresas multinacionales que devastan nuestros territorios procuran lograr una identidad entre el consumo – homogéneo – y la cultura.
En esas grandes ciudades – con gobiernos liberales y marxistas – proveen un núcleo de familias con un poder adquisitivo similar a la de los países ricos que manejan los intereses de esos conglomerados multinacionales.
Siguiendo a Walter Moore exponemos el siguiente gráfico


En el centro de las grandes ciudades se concentra el poder económico y político de los dueños del poder global, sosteniendo sus bolsas de comercio, sus servicios financieros, etc.

Ante tanto oscurantismo o sometimiento educativo y cultural el plan “Media Luna Verde” consiste en controlar propiedades y medios productivos de un espacio geopolítico y las grandes reservas alimentarias y el agua potable en la cuenca del Río de la Plata.
Se establece una clara diferencia de operatoria para las ciudades globales y las llamadas ciudades insustentables.
En las ciudades globales se instalan sistemas de control que orientan las políticas regionales de productos y servicios globalizados.
Las ciudades insustentables crean un espacio privilegiado que dispone de tecnología avanzada y genera islas prósperas en un océano de pobreza, con una extrema polarización social y espacial, con grandes deseconomías de aglomeración y un espacio periférico al margen del espacio global capitalino, que solo es desarrollado si le interesa a las empresas de capital concentrado. La normatividad (planes reguladores, por ejemplo), en ellos es una entelequia porque el crecimiento es espontáneo. Las normas son poco realistas, no existe planificación, hay degradación ambiental y costo de la pobreza.



En este esquema se expone - siguiendo a Moore – las características que se imprimen a cada uno de estos conglomerados ideados de una manera perversa de dominación.
Demás está decir los graves problemas que estas concentraciones generan sobre la salud de los habitantes, sobre el crecimiento de gastos de traslado y tantos otros que solo benefician los intereses de las multinacionales, las cuales de apoderan del país con corrientes  liberales, marxistas o populistas sin distinción de ideologías.
Este sistema de hacinamiento solitario ha sido afianzado con dos nuevas fantasías inicuas como son el consumismo desenfrenado en celulares que eliminan el diálogo fraterno que regocija el alma, y las mascotas que evitan el contacto con seres humanos – padres, hermanos, hijos – pues éstas no exigen reciprocidad como los seres humanos.


En esta gráfica, con la connivencia de autoridades, se observa como la impronta de la ciudad carcome las fibras más íntimas de las familias y sociedades intermedias en búsqueda de de un sometimiento y esclavitud a los conglomerados multinacionales.
Quizás no sea para este trabajo,  pero es primordial resaltar como el dinero manejado en forma fraudulenta por los bancos y financieras se quedan con los recursos de la gente ante la pasividad general.
¿Este tema como el de las estadísticas comunitarias no merecería su tratamiento por la educación de las universidades locales para conocer con certeza la pobreza y la exacción de los recursos?
Quizás sea más fácil pasar el tiempo educativo estudiando día a día, de acá a acá, en el texto de Samuelson y/o sus adláteres.
Muchos males aquejan a los habitantes de las grandes ciudades, los cuales se van trasmitiendo a las comunidades más pequeñas.
El mal “Blasé” es un estado de indiferencia moral por el que las personas afectadas se vuelven insensibles ante los que los rodea.
Se presenta con trastornos psicológicos, estrés y trastornos de ansiedad, ataques de pánico, falta de empleo, fatiga crónica, cansancio, sueño, depresión, apatía y al final de cuentas . . las adiciones.

1 comentario:

  1. Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. ¡Sea por siempre Bendito y Alabado! Este es un tema, el sobre dimensionamiento de los centros urbanos, que siempre me ha suscitado interrogantes y propuestas para salir de ese esquema ineficiente y ya anacrónico de distribución de la población dentro del territorio nacional argentino. Disponemos de extensiones vastas de suelo inhabitado que incluso corren peligro de ser usurpados por intereses ajenos a los nuestros mientras las ciudades continuamente están aumentando su población y su infraestructura privada mientras la infraestructura pública, la del Estado, va gradualmente viéndose desbordada por la exigencia del hacinamiento. A mi modo de entender una ciudad debe tener límites precisos y definitivos de urbanización permitiendo a los residentes un contacto cercano con el campo y no el encierro en islas de cemento y asfalto ajenos a la realidad del entorno mediato. Deben crearse en el país nuevos centros urbanos, al menos un millar, ubicados en zonas fronterizas y en aquellas zonas impropias para el el cultivo o el pastoreo. Este es un problema, el de la armónica distribución de la población dentro del territorio nacional que debiera ser una política de Estado y no dejar librado a los intereses de inmobiliarias que compran porciones de territorios rurales para lotear y seguir agrandando la ciudad. Y a esto le llaman progreso! La prosperidad viene de la tierra y del trabajo. Es necesario cuidar las zonas rurales productivas y favorecer por todos los medios idóneos el mantenimiento de población urbana en 30.000 habitantes, no más.

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