Marco Tosatti
Todos hemos visto el video publicado ayer en Stilum Curiae. Y justo cuando se estaba publicando la publicación, Abbot Faria, sin haber visto el video en sí, envió un comentario que parece apropiado para la ocasión. Pero no solo Aquí está.
La tragedia de la Iglesia en las últimas décadas, como había supuesto el entonces cardenal Ratzinger, es la crisis de la liturgia. Desafortunadamente, esta crisis es mucho más profunda de lo que imaginamos, tanto que hoy ha perdido su significado. Después de todo, ¿no es todo lo "normal" hoy? Si no hay más anormalidades, también tiene sentido que las liturgias con los guitarristas no creen más sorpresa. Los defectos físicos se han convertido en "habilidades diferentes". Entonces debemos mantener nuestras liturgias "con capacidad diferente" porque no hay señales de que cambiemos. Por el contrario, recemos para que no haya más cambios inmediatamente, lo que nos hundiría aún más en el abismo.
El mundo tradicional, por su parte, al menos para nosotros, desafortunadamente no ofrece mucha esperanza, con congregaciones religiosas que piensan más que nada para evitar los golpes y su supervivencia en una situación objetivamente desfavorable; y por muchos de los que dicen que pertenecen a este mundo, hay un profundo rencor que oscurece la vivacidad intelectual. Hay realidades interesantes, especialmente en la web, en los blogs que hacen un importante servicio de contrainformación. Pero tenemos también el mundo tradicional vive en una realidad compleja por su proximidad al Vaticano, al menos en el sentido geográfico, es un mundo a menudo dividido y fragmentado, donde se puede oír voces más rencorosas que utilizan los recursos puestos a disposición por la tecnología que las voces razonadas y dispuestas hacen una contribución cultural importante. Pero de nuevo, uno no puede sino comprender la dificultad objetiva de ser parte de una Iglesia en una angustia evidente que no se remonta al actual Pontífice, sino a décadas de revolución cultural. En China duró unos diez años, aquí parece que nunca terminará.
Abate Faria
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