viernes, 8 de marzo de 2024

LA REBELION DE LOS CAMPESINOS

 


En tantos artículos hice referencia a la acción incólume con la tierra, de tantos campesinos amantes de su terruño y de su vida en libertad, aunque muchas veces plagados de penurias.

Como representan el comienzo y la representación legítima del orden natural, los rufianes que todo lo deciden, quieren acabar este palenque que tanto les molesta.

Así, como en lo religioso la prioridad es la destrucción de la Iglesia Católica, en el orden natural es la eliminación de las actividades agropecuarias genuinas.   

Andrea Marcigliano analiza con certeza “comenzó en Alemania, seguida inmediatamente por Holanda, luego los franceses, siempre dispuestos a aprovechar los vientos de protesta, y ahora también está en Italia. En el vergonzoso silencio de los medios de comunicación, de los políticos de todos los partidos (mayoritario y de oposición), de los intelectuales... de los altos cargos del Estado. Sin embargo, no hay que caer en el error de que se trata de una mera protesta por motivos fiscales, de fondos o de subvenciones. Precisamente la amplitud y el alcance de esta revuelta, y la forma en que se desarrolló, son un indicio de algo más. Piénsalo… comenzó poco antes del Foro de Davos. Y luego ha seguido creciendo”.

El Foro donde se habló mucho sobre agricultura. En todos sus aspectos. Planificando… la muerte de toda la industria.

¿Estoy exagerando? Klaus Schwab, ataviado con sus vestimentas de Sumo Sacerdote, se entregaba, sin restricciones, a discursos que definir como alucinantes sería quedarse corto. Como por ejemplo: hay cuatro mil millones de hombres en el mundo que comen inútilmente. Consumen recursos, sin que sirvan para nada. Traducido, debemos reducir la población mundial a casi la mitad. Cuatro mil millones a eliminar. Y nadie, absolutamente nadie, ha pestañeado. Normal, de hecho consecuente con las políticas que Davos y los "poderosos" que acuden allí en peregrinación están implementando.

Destruir la agricultura europea. Es decir, el sector primario de la economía. Y la fuente de la vida. Fácil de hacer, estrangulando a los agricultores con impuestos y sistemas usureros. Fácil de hacer, dado el control de bancos y empresas financieras.

Los agricultores obligados a vender. Y sustituidos, en la propiedad de la tierra, por empresas que producen energía solar. Con paneles. Que no contaminan, dicen. Mientras que el ganado y los cultivos sí. Y esto explica la financiación de los lobbies pseudo-ambientalistas, y el énfasis, en los últimos años, en Greta y sus gretines.

Y luego, fomentar la introducción de alimentos alternativos. Insectos, carne sintética…

La comida normal y sana estará destinada a unos pocos. A los elegidos. A ellos, en definitiva. Los demás pueden morir. O mejor dicho, tienen que hacerlo. El Sumo Sacerdote de… Davos lo dijo claramente.

Los tractores que marchan sobre Berlín, que asedian París, que desfilan por las calles y autopistas italianas en este momento, representan una Revuelta de la Tierra.

Contra las fuerzas abstractas del dinero. Que quieren hacerla estéril.

Es una batalla entre figuras míticas, que hoy parecen encarnarse en instituciones y acontecimientos sociales.

                                                        Roberto Franco


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