lunes, 31 de diciembre de 2012

CAMINO DE SERVIDUMBRE


Los medios masivos existen para mantener el estatu quo, reforzar los miedos y prejuicios de la gente y garantizar que los ciudadanos
no hagan olas. Hago lo que hago porque la televisión hace dinero conmigo. Piensan que han sido tan eficaces estupidizando a la gente que no tienen nada que temer con tipos como yo. Pero a la larga saben cuál es el refrán: el capitalismo venderá la soga con la que serán colgados.
                                                                           Michael Moore
                                                                                                                                                                                     Cineasta-documentalista


Muchas causas conducen a un Camino de Servidumbre, pero una de ellas es la que nos conmueve y nos lleva a escribir estas líneas en este tiempo del año, en el que, los efluvios por el nacimiento de Cristo aún permanecen; escribir también en este tiempo de la historia, donde ya no es una osadía subjetiva, sino que son un hecho de la realidad objetiva las reminiscencias del Estado Servil.
La causa que nos ocupa es el uso de la moneda como forma de dominio de los pueblos.
Camino de Servidumbre es también, un libro de Von Hayek, exponente genuino de este capitalismo aciago y perverso.
En su desarrollo promueve, este camino de sadismos a nivel universal que mutilan al hombre día a día. También tiene que ver porque el escenario que observamos y exhibimos condice con este infortunio mundialista.
Grecia, la milenaria cuna de la cultura ha sido transformada en un burdel financiero, donde el hombre es sometido a una esclavitud inmoral e inadmisible.
¿Qué se necesita para que el hombre común entienda que la moneda es el camino de servidumbre – por excelencia - de estos tiempos?  
¿Será posible catequizar la conciencia  y motivar a pensadores económicos para que digan la verdad?
Sarkozy, fiel a su cosmovisión mundialista, en plena crisis griega, alentaba a los gobiernos europeos para que facilitaran 120.000 millones de euros a fin de sostener el sistema tributario no progresivo de Grecia, pues a través de éste se pagaba a los bancos alemanes y franceses.  
Este nuevo paquete de “créditos reformados” presentado por los bancos como “rescate de Grecia” hace que este país de Europa aumente los impuestos, reduzca gastos sociales, y que venda terrenos públicos, sitios turísticos, islas, puertos y agua.
Los rescatados de estos “créditos reformados”  fueron los bancos que tenían bonos alemanes y franceses por 54.000 millones de euros.
¿Cómo es posible que el pueblo acepte que le privaticen infraestructura básica y comprometan sus futuro para pagar a los bancos, en tanto que éstos otorgan créditos para apoderarse de los recursos naturales?. 
En los programas de austeridad y depreciación monetaria lo ciertamente afectado es la mano de obra, pues los combustibles y servicios tienen precios internacionales.
Esta oligarquía financiera, sostenida intelectualmente por academias y universidades en todo el mundo, pretende tanto en Grecia como en Irlanda, España, Portugal y resto de Europa tener prioridad sobre la vida social y económica de los pueblos. 
Este Camino de Servidumbre, al que hacemos referencia, es instrumentado a través de los mercados libres, los que se transforman en planificación centralizada en manos de los banqueros centralizados.
A su vez, los mercados libres permiten que facturen precios de monopolio sobre los servicios básicos a que son sometidos los europeos.
Los bonos del gobierno griego están en poder del poder financiero, por ello éste exige al gobierno mayor austeridad.   
El presidente del Banco Central Europeo Jean Claude Trichet afirmaba que si un país rescatado no cumple con su programa de ajuste financiero, se requiere una segunda etapa otorgando a las autoridades del área euro una participación más profunda y autoritaria.   
El fin del progresismo por la crisis de la deuda, siguiendo a Michael Hudson, alcanza el punto cúlmine: la estrategia financiera ha llegado a su embeleso sorprendente: La deuda oprobiosa y quimérica permite las ejecuciones hipotecarias.
Constituye una contrarrevolución para eliminar los magnánimos beneficios de mediados de Siglo XX.
Pensiones, seguridad social, salud y otros servicios esenciales se escurren como agua entre los dedos de los angustiados milenarios habitantes de Europa.
Como sintetiza Michael Hudson movilizar productividad y tecnología de la revolución industrial para elevar los niveles de vida y utilizar la imposición progresiva, la regulación pública, los bancos centrales y la reforma financiera para distribuir equitativamente la riqueza, fueron objetivos, ¡aunque más no sean económicos!, del pasado Siglo XX.
En este Siglo XXI, el objetivo financiero es lo contrario: concentrar la riqueza en la cumbre de la pirámide económica y reducir los ingresos de la fuerza laboral. A las altas finanzas les encantan los salarios bajos.
Siguiendo a Hudson es imprescindible distinguir entre iliquidez e insolvencia. Ello para entender que puede hacer un propietario al perder el trabajo – Europa -, tiene dos caminos, ¿vender la casa? o ¿permitir que el banco se la embargue y se quede con ella?.
En caso de iliquidez con un préstamo podrá hacer frente al endeudamiento.
Ello puede llegar a la insolvencia, primero cae en patrimonio negativo, los préstamos profundizan su déficit y pierde su casa para el BCE (Banco Central Europeo).
En este camino de servidumbre, lo que promueven los lobistas financieros es que los acreedores – bancos y sus aliados – se vayan quedando con los bienes de las familias y los Estados, y en su funcionamiento fiel a los mecanismos del mercado, puedan recuperar la liquidez ejecutando las hipotecas.
El común de la gente cree, según el mismo economista, que todo es un  problema de solvencia. La solvencia se lograr cuando el estado de bienestar de una país, al menos, se mantiene en iguales condiciones pese a algunos problemas existentes. Todo eso incompatible con la pérdida de los beneficios de la seguridad social, salud, nivel de empleo, etc. para que los financistas sigan engrosando sus arcas.
En todo este desarrollo tienen una influencia decisiva las empresas multinacionales – ligadas a los mecanismos financieros internacionales – las cuales se fueron introduciendo subrepticiamente a fines de los ochenta, para luego hacerlo descaradamente. Motivaron cambios sustanciales en los ritmos de vida de los trabajadores, pues las empresas locales se vieron obligadas a adoptar estos horarios confiscatorios de la libertad a fin de mantener sus reducidas capacidades de venta. Luego fueron por más, y los procesos productivos intensivos en capital y tecnología, y depresivos en trabajo, hicieron ilusorio el eslogan que exhibía que cada puesto local de trabajo que se perdía se transformaba en un manantial de nuevos y paradisíacos trabajos. Nada de ello fue realidad, y Europa, cuna del buen vivir, con una sintomatología similar, también sufre la voracidad de quienes detentan el poder: la moneda.
En síntesis muchos países de Europa padecen una hecatombe sin solución si los pueblos sometidos no toman conciencia de la causa de sus males.  Lo que se les solicita a países como Grecia es que transfieran sus empresas nacionales y sus recursos naturales a la clase financiera, extranjera por supuesto.
Ello implica pasar a una economía de control centralizado reemplazando, así de simple, los gobernantes elegidos por el pueblo, por administradores financieros.
Lo único que interesa a los economistas que integran la UE (Unión Europea) y BCE (Banco Central Europeo) es afirmar que Grecia podrá sobrevivir mientras tenga bienes para entregar a cambio de nuevas prestaciones. 
Las propuestas de los organismos mencionados anteriormente, incluido el FMI (Fondo Monetario Internacional) son las de imponer la privatización de las empresas públicas y la austeridad a los sufridos habitantes griegos.
En próximas notas sobre el particular trataremos de transformar de ilusión en realidad lo que con tanta vocación y sapiencia sugiere Giacinto Auriti “La dignidad gratuita no existe, y yo  pago porque quiero la propiedad popular de la moneda”.

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