miércoles, 17 de agosto de 2016

Como un padre misericordioso...


Francisco aplica un castigo feroz a quienes no se alinean con él
El enojo de los católicos “conservadores”, que venimos a ser casi todos -en el lenguaje inclusivo de Francisco- sube la temperatura. Hace tiempo vimos en la EWTN, “canal conservador” hasta por ahí (no precisamente un órgano de la crítica tradicionalista) un programa en el cual se criticó durísimamente a Francisco. No ya por los errores doctrinales de la Amoris Laetitiae, que sigue generando impensados alzamientos de reclamo (pedidos de corrección, varios firmados por cientos de dirigentes pro vida, académicos, publicaciones, etc., a veces presentados al Papa por miembros de la jerarquía, pero voceados intensamente por seglares). No solo por estos errores, ciertamente gravísimos, devastadores. La cosa ha comenzado a irse de madre en aspectos que, aunque menos graves, producen un revulsivo sorprendente.
Uno creería que es más grave promover conductas contrarias a la moral que insultar al clero. Desde cualquier lugar, pero en particular desde el Solio Pontificio. Y sin embargo… Sin embargo, el sentimiento se va consolidando además por estos dichos ofensivos: Francisco ha producido indignación entre el clero y muchos fieles por el modo de calificar a “los que dicen a todo que no”, que es como decir a los que no admiten que se haya abolido el sexto mandamiento.
“Clavos”, así los llamó en español durante una entrevista con el gran maestre del periodismo argentino, Joaquín Morales Solá, pero el coloquialismo jugó en contra, ya que si bien decir de alguien que “es un clavo” se entiende bien en la Argentina, y no es una ponderación elogiosa, los pobres anglohablantes lo han visto traducido por “dumb”, o sea “tontos” o “estúpidos”. “Ser un clavo” significa ser un lastre inútil y fastidioso, no necesariamente, ni siquiera principalmente, “un tonto”. Es una carga de la que hay que descargarse y que no resulta fácil porque está consolidada.
La otra expresión que usa Francisco es conocidísima en el lenguaje curial de entrecasa: “a los clavos se los saca para arriba”, que significa: a los molestos, inútiles o incompetentes se los suele “promover-remover” a algún lugar donde no hagan daño.“Promoveatur ut amoveatur” en latín. Como sea, a los semi–conservadores, a los conservadores duros, a los filo tradis, tradis línea ¾, etc. les dolió tanto como una patada en el hígado.
La otra cosa semi-doctrinal que los ha enfurecido es haber motejado a los sacerdotes que niegan el bautismo a niños cuyos padres no están casados con el gentil calificativo de “animales”. E ilustrarnos a renglón seguido a todos enunciando una prohibición sorprendente y desconocida hasta hoy en la Iglesia: los curas no tienen que meter la nariz en la vida moral de la gente (sic).
Resumamos en breve secuencia la maratón de maltratos y expresiones tragicómicas:

1) Calificó a los que se oponen a cambiar los mandamientos, "clavos", que "dicen que no a todo".
2) Dijo “animales” a los curas que niegan el bautismo aunque sea con causas previstas en el Derecho Canónico, y toda la prensa presente lo transcribió así. La versión oficial italiana giró prudentemente la expresión a un campo semántico más seguro para las relaciones con el clero“Si arriva, a volte, a vere crudeltà pastorali. Per esempio, parlo di un’esperienza che ho conosciuto quando ero a Buenos Aires: in una diocesi vicina, alcuni parroci non volevano battezzare i bambini delle ragazze-madri. Ma guarda! Come fossero animali. E questo è individualismo”. Como notará el lector, ahora la cosa resultó ser –oficialmene- que a los pobres bambini se los trata “como si fueran animales”. Pero, insisto, no fue lo que dijo. Dijo que los curas eran unos animales.
Tanto lo dijo que un defensor al ultranza de Francisco ha tomado la versión auténtica, y en un exceso de celo apostólico poco común: dándola por buena, terminó preguntándose ¿qué tiene de malo decir que un cura es un animal? ¿Acaso Santo Tomás no define al hombre como un “animal racional”? Cosa que en realidad dijo Aristóteles, y sin duda Santo Tomás compartía. ¡Hay de todo en la viña del Señor!
4) Dijo que los curas no deben andar metiendo las narices en la vida moral de la gente. Un monseñor, irónicamente de apellido Pope, replicó a Francisco con sincera convicción que eso de preguntar a los fieles sobre su vida moral viene a ser una parte importante de su deber religioso. Y algo de razón tiene, ¿no? O somos muchos los que hacemos el papel de tontos contándoles a nuestros confesores sobre nuestra vida espiritual, confesando nuestros pecados, defectos, etc. y además pidiéndoles consejos. Y ellos aceptando meter sus narices en nuestras vidas.

No creo que el lector soporte más información explícita (con perdón) sobre estos temas, pero si una noche de insomnio lo asalta puede leer, en inglés lamentablemente, las vicisitudes de tan elegantes giros papales aquíaquí y aquí, además de un centenar de sitios más.
Brutalidad pontificia
No se registran términos tan brutales salidos de la boca de un papa dirigidos al clero y a los fieles que desean cumplir con los mandamientos… hasta donde yo se.
Términos que le están vedados en la forma por la calidad de su cargo -inclusive aunque estuviesen justificados por la realidad- cosa que no ocurre al menos en los casos que él invoca. Más bien son los más fieles católicos quienes se han visto tan cruelmente agraviados. Y la Sede Petrina salpicada por su titular, que no vacila en radicalizar su vocabulario a tales extremos. Entiéndase, no se trata de un porteador de bultos, ni un periodista, ni siquiera un jefe de Estado laico: es el Papa, el Vicario de Cristo. Y dirige estas invectivas, que en su boca suenan más brutales que en las de otros, a su propio rebaño y a sus hermanos en el sacerdocio. En el "Año de la Misericordia", invocando a cada oportunidad el carácter maternal de la Iglesia.
Como un padre amoroso
Esto ha causado un enorme malestar. Pero se suma otro, que más que inquietud llega al terror, por el ejercicio que se hará de un instrumento legal novedoso: la posibilidad de remoción sin proceso canónico de los obispos que, a su entender, no actúen responsablemente o con el debido cuidado de su grey… Es un motu proprio que lleva el nombre “Como una Madre Amorosa”. En sus breves disposiciones Francisco autoriza la destitución de los obispos sin el tradicional proceso canónico que debe realizarse cuando el titular de una diócesis o superior de una orden es sospechoso de cometer delitos canónicos o civiles. En algunos de sus puntos, el documento, según el boletín de Radio Vaticana, dice:

… el obispo diocesano o eparca, o aquel que, aunque de forma temporal tenga la responsabilidad de una Iglesia particular, o de otra comunidad de fieles puede ser removido de su cargo legítimamente, si por negligencia, ha cometido u omitido actos que hayan causado un grave daño a los demás, sea que se trate de individuos, que de una comunidad en su conjunto. El daño puede ser físico, moral, espiritual o patrimonial.
Además, el obispo diocesano o el eparca pueden ser removidos sólo si objetivamente han faltado de forma muy grave a la diligencia que requiere su función pastoral, incluso sin grave culpa moral por parte suya. En el caso de abuso de menores o adultos vulnerables, es suficiente que la falta de diligencia sea grave. El obispo diocesano y el eparca son equiparables a los superiores mayores de los Institutos religiosos y de las Sociedades de vida apostólica de derecho pontificio.

El motu proprio puede leerse completo en italiano o inglés en la web oficial del la Santa Sede.
¿Uno se pregunta: se lo aplicará a sí mismo?
Un episodio con sabor local digno del proceso abreviado: los bolsos del convento
No sabemos qué tan lejos llegará la cosa, pero lo que ocurrió ya ha denigrado al episcopado argentino como nunca. Obviamente me refiero a los bolsos del ex funcionario López, y a ese rarísimo club que formó Mons. Di Monte en torno a un monasterio que ahora resulta no ser monasterio, y un grupo de monjas que venimos a descubrir tardíamente que no son monjas. A pesar de que la Diócesis de Mercedes-Luján las ha reconocido y los estatutos de la Asociación de Fieles que le dan marco legal se hayan aprobado en 1986… Un poco tarde para darse cuenta de que “no son monjas”. Mucho más para aclarar que no las conocían.
Los hechos estallaron en los relatos periodísticos y se potenciaron por la pobrísima respuesta del titular, Mons. Radrizzani, el mismo fatídico día del revoleo de bolsos con dólares sobre los tapiales. (Ver el relato completo aquí) Pero semanas después, los vídeos de las hermanitas entrando la marroquinería al edificio, a altas horas de la madrugada, obviando la presencia de un arma de aspecto temible que el Sr. López dejó a lado de la puerta con delicada gentileza llevaron no solo la indignación y la burla a un grado extremo, sino que iniciaron el proceso legal de las religiosas. En dichos vídeos, como todos pueden ver, ni López está “como loco”, como decían las consagradas, ni las hermanas parecen sorprendidas de la cantidad de “te” que les están llevando a horas tan intempestivas.

Video de las monjas y los bolsos

Bueno, la historia es demasiado conocida, pero la Iglesia Argentina, muda hasta ahora, salvo algunas incoherencias del obispo titular, no ha presionado para que las cosas se esclarezcan. No imaginamos al nuncio apostólico, suizo para peor, viviendo sus días más felices. Mons. Aguer, recientemente, culpó a los periodistas por engañar al público dando más relevancia a este hecho anecdótico que al Congreso Eucarístico de Tucumán. ¿Será que la gente ha perdido la confianza en el clero?
A no temer: la noche se acaba. Roma ha designado como investigador del asunto a … Mons. Agustín Radrizzani. ¿Les suena? Sí, claro, es el actual titular de la propia diócesis en la que se desarrollaban hechos tan singulares, bajo sus poco sensibles narices (que además no iba a meter en la vida de otros, como corresponde) pero que tenía, como es público e innegable, una cordial relación con los procesados por estos (y otros tantos) delitos. Mucho antes del Año de la Misericordia.
Parece que aquí no se aplicará el Motu Proprio de destitución sin proceso de los obispos distraídos, sino que se actuará “como un padre misericordioso”. Mons. Radrizzani merece una oportunidad de probar que todo fue culpa de otros. Aunque el Motu Proprio antedicho aplica la sanción a los obispos bajo cuya jurisdicción ocurrieren cosas graves, aunque sea culpa de otros. Lo dice expresamente. “Il Vescovo diocesano o l’Eparca può essere rimosso solamente se egli abbia oggettivamente mancato in maniera molto grave alla diligenza che gli è richiesta dal suo ufficio pastorale, anche senza grave colpa morale da parte sua”. O sea, lo podemos sacar si no actuó con diligencia, aún sin culpa moral propia. ¿O sea…? Algunos obispos son amigos y otros son más amigos.
Quien decidirá que a mancato o non a mancato in maniera molto grave, naturalmente será el Dicasterio de los Obispos. Pero el informe lo dará el propio interesado en este caso y el culpable que presumimos cargará con todo está muy merecidamente muerto, a tiempo. RIP Mons. Di Monte, maestro del timing

Para los casos comunes de destitución, que ya ha habido varios avant la lettre, todo se decidirá en el dicho dicasterio, en sesión ordinaria. La defensa del obispo se podrá ejercer durante una reunión del imputado con el titular del Dicasterio.
Imaginen el caso. Un obispo resulta persona non grata a alguien con poder cuyo nombre nos reservamos. Se levanta un cargo grave: hay humedad en el salón parroquial y esto agrava el reumatismo de los ancianos. El pobre obispo puede ir a hacer su descargo en charla amable con el jefe del dicasterio de los obispos (organismo auxiliar del papa, pero jerárquicamente no superior al obispo, que responde solo ante el Papa mismo). En la charla amable el Prefecto del Dicasterio (oportunamente alertado sobre la decisión) podrá hasta reconocer que el obispo no es culpable de lo que ha ocurrido porque la humedad viene del edificio lindero, pero igual lo vamos a echar. “Firme gentilmente su renuncia. Y no se preocupe, ya tenemos a su sucesor”.
En realidad, no se si lo estoy imaginando o se parece mucho a la destitución de Mons. Livieres, de la Diócesis de Ciudad del Este, no mucho ha… Mons. Livieres dijo que el arzobispo de Asunción era “gay” activo y público, y en Roma le respondieronque se dejara de romper la comunión en el episcopado paraguayo. Lo llamaron a Roma a “conversar” y le conversaron que había sido destituido.
Igual. Pero ahora será “legal”…
Cuando los cardenales conservadores, en aquel fatídico 13 de marzo, eligieron a Jorge Mario para la Sede Petrina no sabían lo que hacían. Al menos muchos de ellos. Si tienen otra oportunidad, imagino, no cometerán el mismo error con su sucesor.

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