lunes, 30 de enero de 2017

SIGUE EL ATAQUE Y VAN. . . . . . .


Dos pájaros de un tiro: Burke y la Orden de Malta


Síntesis del conflicto que divide a la Orden más antigua de la Cristiandad
ULTIMO MOMENTO. En confirmación de lo informado en el artículo, acabamos de recibir un facsimilar de la Carta del Cardenal Parolin a los miembros de la Orden de Malta, que constituye una intervención de la institución y la designación de un delegado del Francisco. Estos actos son completamente ilegales. Ver carta aquí.

El público en general está en ayunas sobre lo que sucede en la Soberana Orden de Malta. Muchas personas conocen poco o nada de ella y tienen la impresión de que se trata de una organización dedicada al recuerdo de las glorias pasadas.
En síntesis, la Orden tiene estatus jurídico internacional de Estado soberano, aunque sin territorio, y mantiene relaciones diplomáticas con más de 100 países en el mundo, entre ellos la Argentina. Pero sobre todo, lo más importante, con el Estado Vaticano.
Por su origen y tradición es una orden religiosa militar. Su función fue defender los territorios cristianos reconquistados al Islam, y las posiciones estratégicas de avanzada en la frontera con las diversas potencias musulmanas, en particular contra los ataques del Imperio Otomano. Su más recordada batalla fue la defensa de la Isla de Malta en la que apenas 700 caballeros y unos pocos soldados resistieron la invasión de una fuerza turca de 40.000 hombres, que luego llegó a ser reforzada hasta un número de 100.000, con incontables naves y máquinas de guerra.
También formada por caballeros hospitalarios, daba asistencia médica y protección a los peregrinos por medio de sus hospitales. De sus antiguas funciones es esta la que hoy continúa realizando a nivel global. Desde hace décadas dedica sus esfuerzos a las tareas humanitarias: hospitales, asistencia a regiones azotadas por el hambre o a personas desplazadas por las guerras. Para ello recauda mucho dinero en donaciones y asiste a personas en muchísimos lugares del mundo.
Es cierto que desde hace ya varios años se tienen indicios de una influencia creciente de la Masonería dentro de la jerarquía de la orden. Las personas informadas sobre este tema afirman que se debaten dentro de ella dos corrientes: una de origen alemán (formada por caballeros alemanes) que ha tendido a desplazar a los italianos de los puestos más importantes. El recientemente “renunciado” gran Maestre, Fra Festing, es inglés, pero su hasta hace poco Gran Canciller (actualmente en un limbo legal) es alemán.
Recordemos otro dato fundamental: el Cardenal Patrono de la Orden, representante del Vaticano y supervisor religioso de sus actividades es el Cardenal Raymond Burke, destinado a este cargo después de su desplazamiento como Presidente de la Signatura Apostólica, función importantísimo en la estructura de la Curia Vaticana. Huelga recordar que Burke encabeza la oposición a la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia y es uno de los cuatro firmantes de las “dubia”. Es quizás el cardenal que más ha irritado a Francisco desde el comienzo de su reinado.
El conflicto
El caballero que generó el conflicto fue el Gran Canciller Boeselager, alemán , acusado de -al menos- incompetencia para evitar que en diversos hospitales administrados por la Orden se distribuyeran anticonceptivos, en algunos casos abortivos, y profilácticos para regular la natalidad y evitar el contagio del SIDA, según alegaron sus responsables locales, en Africa y Asia. Boeselager no negó los hechos, pero dijo ignorarlos en un principio y haber actuado conforme a los estatutos (que naturalmente siguen la moral católica en la materia) apenas tuvo conocimiento de los hechos. No obstante lo cual, el Gran Mastre Fra Matthew Festing le solicitó la renuncia, y ante la negativa lo intimó bajo voto de obediencia. Habiéndose negado nuevamente, el Consejo que rige la Orden determinó la expulsión por insubordinación.
La situación había sido informada a Francisco por el Card. Burke antes de los hechos recién referidos. Francisco, según indican fuentes cercanas a Burke, le habría ordenado al Cardenal Patrono proceder en su nombre para que se corrija la situación y le habría recomendado trabajar para limpiar la orden de la influencia de la Masonería. (Créase o no).
Este celo por la moral sexual y sobre todo antimasónico debió haber hecho sonar alguna campana de alerta en el buen Cardenal Burke. No lo sabemos, pero fue testigo presencial de la conminación a la renuncia del Gran Canciller y la apoyó. El Gran Canciller entonces apeló a la Santa Sede (que no tiene injerencia en los asuntos relacionados con elección o deposición de miembros sino que vela por la doctrina profesada por los caballeros y su fidelidad al Magisterio de la Iglesia) . Francisco entonces quitó su apoyo a Festing y designó una comisión de cinco personas para investigar la situación, en definitiva salió en defensa de Boeselager. El Gran Maestre hizo público su rechazo a esta injerencia, hubo varios intercambios de cartas y finalmente, pocos días atrás, el Gran Maestre fue citado por el Papa que se le pidió la renuncia. Jurídicamente equivale a un “golpe de Estado”.
No se sabe por qué Fra Festing no solo accedió a renunciar, sino que pasando por encima de todos los procedimientos jurídicos, antes de que el Gran Consejo de la Orden aceptara tal renuncia y la comunicara a la Santa Sede, desde el Vaticano la hicieron pública en conjunto con la oficina de prensa de la Orden. La movida fue a dos puntas.
Antes la Secretaría de Estado (Card. Parolín) había dado a conocer dos carta en las que se afirma que Francisco no pidió que se procediera contra ningún miembro sino que se encaminara todo el asunto de los anticonceptivos, etc. por medio del “diálogo”. De este modo, la persona del Card. Burke quedó comprometida como habiendo excedido sus órdenes como representante del Papa.
“Sigan el dinero”
Tras estas maniobras, la Orden está en estado deliberativo, dividida y con la Santa Sede apoyando al sector secularista y probablemente “masón”. Dos datos más completan esta síntesis de la situación. Uno de los motivos formales del rechazo de la comisión Vaticana por parte del ahora renunciado Festing fue el “conflicto de intereses” de algunos de los miembros de la Comisión Vaticana. Con esto se refería al interés del lado pro alemán de la orden de cambiar el destino de una donación de 120 millones de dólares administrados por un fideicomiso en Suiza a favor de la Orden de Malta. Al menos uno de los miembros de la Comisión es parte de ese Fideicomiso y brega por la modificación del destino del dinero.
Otro dato relevante, el hermano menor de Gran Canciller Boeselager fue nombrado en el directorio de IOR (banco del Vaticano) en el mes de diciembre, cuando ya estaba en proceso la destitución de responsable del reparto de anticonceptivos. Curiosa sincronía de hechos.
Todo el asunto está en danza. Se espera ahora una sanción contra el Card. Burke por “haber transmitido incorrectamente” las órdenes de Francisco. Y un avance de la secularización de la Orden, que podría llegar al extremo de ser absorbida por la burocracia vaticana y perder su estatus de Estado soberano.
De este modo Francisco habría matado dos pájaros con una sola bala. Carga contra Burke a la vez que intenta apropiarse de los recursos de la rica y bien afamada Orden de Malta, completando su secularización y transformándola en una ONG humanitaria.
Tal vez sean solo conjeturas, pero bien verosímiles.

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