miércoles, 5 de abril de 2017

Los hijos del Papa

 4 de abril de 2017

El Santo Padre Francisco ha provisto en estos días dos jurisdicciones eclesiásticas en Argentina: la diócesis de Gualeguaychú y el Obispado Castrense. Los nombres de los candidatos no dejan de ser curiosos: P. Héctor Luis Zordán M.SS.CC., hasta ahora párroco de Nuestra Señora de los Dolores en Buenos Aires, y Mons. Santiago Olivera, hasta ahora Obispo de Cruz del Eje.

La diócesis de Gualeguaychú ya sufrió más de 15 años la mediocridad de otro hijo dilecto del Sumo Pontífice, Mons. Jorge Lozano, elevado a la sede archiepiscopal de San Juan. Ahora aparece un sacerdote del clero religioso cuya única actuación en esa diócesis es un curso en la Abadía del Niño Dios hace varios años. La virtud del P. Zordán es haber sido un ferviente sostenedor de la candidatura del entonces Mons. Bergoglio para ser Arzobispo coadjutor de Buenos Aires, hacia fines de los años ’90. Favor con favor se paga.
Cabe recordar que la diócesis de Gualeguaychú posee un óptimo clero dotado de títulos académicos eclesiásticos y de probada capacidad pastoral que viene siendo ninguneado por el Obispo de Roma.
En el Obispado Castrense fue elegido un hijo dilecto del tristemente célebre Mons. Justo Laguna. Y no sólo hijo, sino también mayordomo, mucamo, jardinero y chofer, como bien puede apreciarse en este video en el que se ve al finado obispo Laguna, presa de un brote histérico, porque Santiago Olivera no le trae su automóvil.
Llama la atención que el Santo Padre haya elegido para una sede importante y que suele estar en el foco de la atención de los medios, a un obispo de la línea de Laguna, de quien siempre se dijo que era un acérrimo enemigo. ¿Por qué será? ¿Qué hay detrás? ¿Algún lobby quizás?
Mons. Olivera no posee otro currículum más que su vocación por ausentarse de la diócesis –igual que su difunto mentor– además de una mancha no menor: fue Vicario General de la diócesis de Morón desde 1994 hasta 2008, es decir, durante todo el periodo del “caso Grassi”, sacerdote condenado por abuso sexual reiterado a menores, del que el actual Papa pretende desentenderse, como podemos ver aquí y aquí.

A tal punto llegó la ironía del Papa que pretendió que se publicara la designación del Obispo Castrense el 24 de marzo, fecha más que complicada por su relación con el último golpe militar. Tuvo que intervenir el gobierno argentino para evitar que el nuevo pastor recibiera una silbatina general en la plaza pública. Habría sido otra ironía del Pontífice que pidió a los obispos que no sean hombres de “aeropuerto”, mientras que el designado Olivera en estos momentos se encuentra en su enésima visita a Roma.
Sin entrar en un juicio moral sobre ambos candidatos, se puede afirmar que son coherentes con los precedentes nombramientos episcopales del Papa argentino en su tierra natal: persona de poca monta que dependan exclusivamente de él. Al respecto, este blog ha señalado el caso del Chino Mañarro y podríamos agregar el de Mons. Dante Braida, auxiliar de Mendoza y don nadie de tomo y lomo.
Mediocritas mediocritatem vocat.


El barrendero del Sacro Palazzo
Corresponsal en Roma

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