viernes, 4 de diciembre de 2020

Tríptico sobre el Nacimiento de Jesucristo - Antonio Caponnetto

 jueves, 3 de diciembre de 2020

 


-I-

 

“El Nacimiento se compara al rocío, a la lluvia y al germen”

Santo Tomás de Aquino, Super Isaiam ad littertam, 45

 

Como la escarcha sabe que el enigma del frío

descifra su secreto transitando hacia el alba,

Señor, tu Nacimiento, se compara al rocío.

 

Al calor de la siega es la nube que salva

-celajes con relentes del agua tempranera-

aromas de romero, de lises y de malva.

 

Como la lluvia sabe que al caer es arriera

de chubascos fecundos sobre el calmo retoño,

Señor, tu Nacimiento, semeja una aguadera.

 

Simiente en el sembrado, trigos para el otoño,

la tierra que se empapa cual arena en la orilla,

una vendimia antigua con un ramo bisoño.

 

Como el germen ya sabe que brota de la arcilla

el árbol de Jesé, vivero del que es Justo,

Señor tu nacimiento nuestra lucha acaudilla.

 

Haciendo de los astros un mirador augusto,

atalaya del héroe, del santo y del profeta,

una lanza en la mano sobre el pecho robusto.

ººº

Rocío, lluvia, germen, la tríada completa,

mas no se olvide el nombre que al yermo aboliría,

el nombre ante el que el Ángel, de rodillas respeta:

<Has hallado la gracia, ya no temas María>.

 

 

-II-

 

“Cristo, contrariamente a los que se vanaglorian, quiso nacer en una ciudad oscura, y padecer oprobio en una ciudad noble”.

Santo Tomás de Aquino, S.T, III, q. XXXV, a. 7 y 8.

 

Fue Belén la asignada por linaje y promesa,

Monárquico abolengo, oblación a David.

Progenie y juramento que la historia atraviesa.

 

José y María oyeron: <¡marchad y concebid!>,

y fueron betlemitas los hombres, el pesebre,

testigos primordiales de la Perfecta Vid.

 

Fue en Belén. Que el profeta su oráculo vertebre:

<¡Casa de Pan te llaman, serás templo y palacio,

tu abad cuanto tu trono las obras de un Orfebre!>

 

Ciudad regia y sagrada como un iconostasio,

sacerdocio o realeza guardarán tus murallas,

un mugido de bueyes, un lucero topacio.

 

 

Fue en Belén, quede dicho, nació por dar batallas

en el tiempo oportuno de oscuras servidumbres

cuando enfermaba el mundo sin honores ni agallas.

 

Alumbró a los que estaban rumiando pesadumbres

<de asiento en las tinieblas y en sombra de la muerte>.

Quito penas al alma y al cuerpo quitó herrumbres

 

ººº

Juramento o progenie, dejamé agradecerte

tus magos, tus rebaños, la pastoril pobreza;

traenós a la patria tu Belén claro y fuerte

la salud de sentarnos, Señor, junto a tu mesa.

 

 

-III-

 

“Querían por lo tanto conocer su casa para acercarse a él con frecuencia conforme al consejo del sabio: <Y si vieres un hombre cuerdo, madruga a él>”

Santo Tomás de Aquino, In Joan, I

 

Buscaban tu morada solariega y terrena.

<¿Dónde moras, Maestro, cuál tu puerta o tu umbral?

Velaremos las jambas como el guardia a la almena.

 

Si nos trazas un mapa, los lindes de un mural,

la senda peregrina para hallar tu cancela,

el viaje será presto, orante y agonal>

 

<¡Venid y ved mi casa en cualquier ciudadela>,

les respondió iniciando una lección eterna,

la lección salvadora que rescata y consuela.

 

Son cuatro los caminos. Como en una cisterna

donde se albergan capas de antiguos manantiales

dan bebida al sediento con prontitud fraterna.

 

Están las obras buenas, visibles y frontales,

el reposo del alma con fiel recogimiento,

el saborear dulzuras, cañal, cañaverales

 

de Dios, que no se deja ganar en sentimiento.

Y están los corazones levantados en vilo,

palpando con las manos como nos palpa el viento.

ººº

¿Dónde moras, Señor? Vuelve ya, pronto dilo,

en estas Navidades al pie de tu boyera

estaremos izando la Cruz y la Bandera

una moharra enhiesta con su alerta de filo.


Antonio Caponnetto 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

DEJENOS SU COMENTARIO, ¡ALABADO SEA JESUCRISTO!