DISTRIBUIR
EN ECONOMIA IMPLICA ESTAR MOLDEADO EN
VALORES
Ante
la grave situación sistémica que atraviesa nuestra querida Patria, iré
mezclando artículos que hacen a la crisis de fondo – internacional – con la
crisis terminal de la Argentina.
Es
estos momentos no tiene sentido hablar de educación, de seguridad, y otras
vicisitudes importantes.
El
momento es lo urgente, la economía. Lo he analizado muchas veces, corresponde
avanzar sobre la indolencia de la dirigencia política y el pensamiento
económico aceptado por todos, que nos hunde en una crisis de graves
consecuencias.
La
llamada “pandemia” fue un tiempo oportuno para someter a los argentinos con un
encierro que jamás fue explicada fehacientemente, eliminó las libertades
individuales, y abrió camino a esta perversa concentración en empresas
multinacionales que se amalgaman en bancos, producción, servicios, “salud” y
otros.
Así
fueron cayendo uno a uno la mayoría de nuestros pequeños empresarios,
comerciantes, artesanos y otros, ante la complicidad de quienes desde hace
décadas vienen facilitando esta destrucción de la economía nacional.
Estamos
llegando a un punto de inflexión que no permite dislates, y se debe llegar al
fondo de la cuestión: “distribución de
la riqueza”.
Este
es el punto a resolver para sacar a luz las miserias que nos agobian.
El
hombre es la razón de ser de la economía. Sin el hombre la economía no
existiría.
Es
el hombre el responsable de trasformar la creación, dada por Dios, hacerla
fructificar para crecer en bienes y servicios, a través de la sabiduría, la
ciencia y la técnica, para que el mundo cada día tenga más seres humanos hechos
a imagen y semejanza de Dios.
Las
necesidades son el fin inmediato y los bienes el medio mediato para alcanzar
tal fin.
Y
esta relación puede ser equilibrada o desequilibrada.
Cuando
hay consumo hay equilibrio, priva la indefinición de las necesidades, los
bienes se adecuan a las mismas. El hombre afianza la felicidad temporal.
Cuando
hay consumismo, el desequilibrio es creciente, la concupiscencia invade la
esencia del hombre y la intención de consumo se vuelve infinita produciendo un
grado de insatisfacción permanente en el hombre.
La
vida económica transita entre la producción, la distribución y el consumo.
Para
finalizar con esta introducción es esencial diferenciar las distintas
concepciones de la economía, las que en síntesis, se reducen a dos
alternativas.
No
hay más, o es una otra es otra alternativa.
Una
por el bien del hombre, la otra por la dominación y esclavización del hombre.
La
primera es natural, simple, sencilla, orgánica, eficaz y eficiente, Permite el
desarrollo humano fundado en valores, impregnada de soberanía sostiene el
avance radiante de los países unidos en relaciones fraternas.
La
segunda, ha sido desde hace siglos, con variantes, el arma de los malignos para
lograr sus objetivos protervos.
Y
en ese juego perverso, en una ideologización inventada por los poderosos, insertan
alternativamente liberalismo y marxismo.
No
seamos ingenuos, ambas diatribas sirven para embaucar cándidos, se van
sucediendo ambas maldiciones, hasta que al final el triunfo del Bien sobre el
Mal derrame sobre la tierra un manto de Verdad.
Por
supuesto esta ideologización proterva no es solo económica, abarca todos los
ámbitos de la vida y su objetivo final es la destrucción y desaparición de Dios
y del hombre en definitiva.
RobertoE. Franco
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