La homosexualidad y la cristianofobia
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Interrogado por el periodista Eugenio Scalfari sobre el tema del mal, por ejemplo, el papa Francisco contestó escandalizando a los católicos, porque dijo que “sentir” es subjetivo y que, por tanto, si uno no siente que es pecado, no comete pecado.
Otra afirmación del papa Francisco a Eugenio Scalfari que escandalizó a su rebaño es: Los comunistas piensan como los cristianos, sabiendo perfectamente Bergoglio que Karl Marx murió y que el comunismo fracasó amargamente con un balance de innumerables muertos y que Pío XII excomulgó a los comunistas.
El Papa fue después provocado por los periodistas a propósito de la homosexualidad. También aquí la respuesta relativista. Prefirió esconderse tras un “¿Quién soy yo para juzgar?”. En efecto, no había sido llamado a juzgar a nadie, sino solamente una práctica contra natura y debería haber dado una respuesta fiel a las Sagradas Escrituras, esto es, afirmar que la práctica de la homosexualidad es pecado. Sin embargo, oficialmente nadie corrigió aquel disparo fallado, dejando el vacío sobre una información papal incorrecta. Sin embargo, nosotros católicos somos apuntados precisamente por este tema y acusados de homofobia solamente si nos expresamos como es debido. ¡Y de esto no se habla!
El papa Francisco evitó dar testimonio, como incluso un simple bautizado debería hacer, ¡cuánto más un sacerdote y un Papa! Sobre este tema fue mejor testigo el honorable Rocco Buttiglione cuando tomó posición contra la legalización de los matrimonios gay en España por obra de Zapatero. Después de su afirmación, fue suspendida en Estrasburgo su candidatura a comisario europeo de la Justicia, Libertad y Seguridad por haber dicho simplemente: “Como católico considero la homosexualidad un pecado…”. Otro ejemplo de testimonio pagado caro proviene de la Corte de Apelación de París, que confirmó la sentencia del Tribunal francés que condenó a la honorable Christine Boutin, presidenta del partido Cristiano Democrático, a una sanción de 5.000 € por haber definido las relaciones homosexuales recurriendo a las palabras de la Sagrada Escritura. Después tuvo que pagar una indemnización de otros 2.000 € a las Asociaciones de la órbita Lgtb que se presentados como parte lesa. Clarificadora fue la declaración de la honorable: “Nunca he condenado a ningún homosexual. Lo que es un abominio es la homosexualidad, no la persona homosexual. El pecado no es nunca aceptable, pero el pecador debe ser acogido siempre.”. La condena, sin embargo, llegó puntual y fue motivada como “incitación pública al odio y a la violencia”. ¿Pero entonces, somos o no somos perseguidos nosotros los católicos por ser católicos? ¿No vale la pena hablar de ello y comprender cómo comportarse?
Está claro que en este caso se comportaron mejor dos políticos que el Papa, que se negó a dar testimonio, ¡aunque para él no habría habido ciertamente consecuencias! Evidentemente decidió para agradar a la mayoría. ¡Es posible entonces que nadie se dé cuenta de que nos encontramos en plena cristianofobia! ¡Más que homofobia! ¡Aquí es dañada al libertad de profesar la religión católica y a este paso volverá el tiempo de las catacumbas!
¿Por qué no recordar a los católicos las fuentes bíblicas sobre el tema? Al menos se sabría cómo contestar. A propósito de Sodoma y Gomorra (Gén 19, 1-29), en la Biblia se habla explícitamente de “pasiones infames”, “contra natura”, de “actos ignominiosos” y de “extravío” (Rom 1, 24-27), y se especifica que los “sodomitas” no heredarán el Reino de Dios (I Cor 6, 9-10). También el nuevo catecismo de la Iglesia Católica define expresamente las “relaciones homosexuales” como “graves depravaciones”, “actos intrínsecamente desordenados” y “contrarios a la ley natural, que no deben aprobarse en ningún caso” (n. 2357).
¡Sin embargo, sobre este tema delicado, el Papa no ha dado ni siquiera una apariencia de “respuesta-verdad”! Y advertirlo y decirlo es tomar conciencia de la verdad que no debe esconderse.
Artículo reproducido de: adelantelafe.com
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