UN MUNDO INFAME

Guardar en la propia casa una gorra de oficial alemán de la IIª Guerra Mundial, o un retrato de Adolfo Hitler, es tan o ¡más grave! que guardar e intercambiar archivos de video o fotográficos donde bebés y niños son violados.

Decirle petisa a una mujer o discriminarla por su baja estatura para un trabajo donde la altura tiene importancia, es motivo para notas "periodísticas", juicios, escraches y manifestaciones. Alquilar el vientre de una pobre mujer para engendrar hijos de terceros a cambio de dinero, es un "derecho".

Sentir repugnancia y lo siguiente ante expresiones y actitudes públicas de sodomitas y lesbianas, merece la condena absoluta y el adjetivo de fascista. Ser un invertido sodomita y expresar orgullo por eso, convierte al pervertido en "gay".

Proteger y estimular el matrimonio y la familia como Dios manda, se considera un atraso y el máximo ataque a la libertad. Amancebarse y tener hijos naturales con dos o tres (o más) parejas distintas es un ejemplo de "espíritu progresista" y modernidad.

Jugarse el cuero por Dios, la patria, la familia, y los amigos, es atraso, mente oscura y medieval. Morir apretujado en una avalancha o incinerado en un "concierto" de rock, convierte a los muertos en leyenda.

Masacrar pueblos enteros y pulverizar una nación por negocios, intereses financieros, religiosos o estratégicos disfrazados como "misiones de paz", es bien visto por la "comunidad internacional" y apoyado humana y materialmente por los gobiernos periféricos. Negarse a la extorsión y la usura, convierte a la nación que se defiende en "estado terrorista" y al gobierno patriota en tiranía imperdonable.

Siendo judío, decir públicamente que "los judíos controlamos el 85% de los medios de comunicación y entretenimiento", es orgullo de raza. Decirlo sin ser judío es antisemitismo.

Ser sudafricano, negro y asesino terrorista te convierte en Premio Nóbel de la Paz. Ser argentino, blanco y militar, te convierte en genocida.
Nestor Daniel Veiga Gomez