jueves, 9 de enero de 2020

Más ‘humanismo’ y más ONU: el Papa anuncia sus proyectos para 2020


Vatican Media
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En su alocución al cuerpo diplomático, Su Santidad ha delineado el programa de su gestión para el año que empieza, en la que destaca la reforma de la Curia, más ‘humanismo’ interreligioso y más colaboración con la ONU. Es decir, más de lo mismo.

Y feminismo, mucho feminismo. Mezclando de un modo bastante desconcertante a Nuestra Señora con la ONU en los párrafos finales. “La Iglesia católica celebra este año el 70 aniversario de la proclamación de la Asunción de la Virgen María al cielo”, ha dicho. “Con la mirada en María, deseo dirigir un recuerdo particular a todas las mujeres, 25 años después de la IV Conferencia mundial de las Naciones Unidas sobre la mujer, que se celebró en Pekín en 1995, deseando que en todo el mundo se reconozca siempre más el precioso papel de las mujeres en la sociedad y cese cualquier forma de injusticia, desigualdad y violencia contra ellas”.
¿Es consciente Su Santidad de las cosas que salieron de esas conferencias de Naciones Unidas a las que se refiere? ¿Sabe que el organismo internacional defiende agresivamente el neomaltusianismo más estricto e incompatible con cualquier visión no ya católica, sino meramente religiosa de la existencia, con su cohorte de aborto libre y gratuito, esterilización de poblaciones enteras del Tercer Mundo, fomento de la confusión ‘de género’?
Es difícil pensar que no lo sabe y, a la vez, aún más difícil pensar que lo sabe y, aun así, considera a la ONU una aliada idónea, casi como una maestra y feliz dirigente del planeta.
Pero hay muchas cosas en el Santo Padre, muchas declaraciones, que nos llevan a pensar que idealiza hasta la simplificación muchos de los conceptos del utopismo progresista. Es como si en un montón de cosas se hubiera quedado con la idea perfecta, el concepto visualizado en los años sesenta. “Desde los primeros años, la Santa Sede viene observando con interés el proyecto europeo, cuando se celebra este año el 50 aniversario de la presencia de la Santa Sede como Observador ante el Consejo de Europa, así como el establecimiento de relaciones diplomáticas con las entonces denominadas Comunidades Europeas”, ha declarado. “Se trata de un interés que busca subrayar una idea de construcción inclusiva, que está animada por un espíritu participativo y solidario, capaz de hacer de Europa un ejemplo de acogida y de equidad social en el signo de aquellos valores comunes que la sostienen. El proyecto europeo continúa siendo una garantía fundamental de desarrollo para quien forma parte de él desde hace tiempo y una oportunidad de paz, después de turbulentos conflictos y lesiones, para aquellos países que aspiran a participar”.
Pero la Unión Europea no es ni parecida a aquel Mercado Común de los padres fundadores. Lo que tenemos ahora es un proyecto de 1992 que tiene poco o nada que ver con aquello, un club que presiona a países como Polonia o Hungría para que se abran a las leyes más permisivas sobre el aborto y a la enseñanza ‘de género’ desde los primeros años de escuela. El Papa debería saber eso, como debería saber que esa ‘Europa’ que le tiene tan esperanzado se negó, al pergeñar ese mamotreto que fue la fallida ‘constitución’, a reconocer lo obvio: que si Europa existe como una entidad diferencia es exclusivamente por haber sido la Cristiandad.
Lo mismo podríamos decir de su visión del Islam, que desespera a muchos de los que proceden de comunidades cristianas de Oriente Medio, a asirios y coptos, que conocen la realidad de esta fe en su vertiente social, muy alejada del modelo consagrado en Abu Dabi. O de la inmigración masiva sin restricciones, que parece creer totalmente positiva, sin querer ver ni el dramático vaciado de los países africanos de partida ni la disrupción cultural que trae a los países de acogida.
En definitiva, ese es el programa del Papa, un programa fundamentalmente globalista, político y solo tangencialmente relativo, si acaso, a las verdades de la fe o, en definitiva, a la misión de Pedro de confirmar en ella a sus hermanos.

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