María Ferraz
Francisco llamó a unirse a un día de oración mundial el próximo 14 de mayo por la superación el COVID-19.
“He aceptado la propuesta del Alto Comité para la Fraternidad Humana para que el próximo 14 de mayo los creyentes de todas las religiones se unan espiritualmente en un día de oración, ayuno y obras de caridad, para implorar a Dios que ayude a la humanidad a superar la pandemia del coronavirus”, dijo este domingo.
Hay cadenas de oración en whatsapp apoyando esta iniciativa, creadas por católicos. Pero ésta es una petición absurda pues conlleva distorsionar -hasta hacerlo irreconocible- el rostro del Dios Único y Verdadero y asimilarlo a una farsa, una deidad universal, un dios creador que no tiene nada que ver con el Padre de Jesucristo-El Padre y Yo somos Uno.
Farsa que va empujando Bergoglio desde que subió al poder, y antes que él, el modernismo ecumenista trató de dejar de lado o al menos diluir la realidad de que sólo hay un Salvador del mundo, el Redentor de la humanidad. Porque, ¿qué tiene en común el `dios´ Shiva y semejantes, con el Dios Encarnado que posee dos naturalezas? ¿Qué le costó a Alá, a la Pachamama o a cualquier otra falsa deidad, hacer posible que el hombre heredara el Paraíso? Nada, porque estos dioses no prometen el premio eterno entrando por la puerta estrecha, sino que muchos pueden salvarse desobedeciendo la exigente Ley universal de Dios establecida en los corazones.
Entonces no nos engañemos, Bergoglio y este comité fraternal -de nombre rimbombante- sólo quiere deshacerse de Cristo y con ello, que elevemos nuestras súplicas a un dios inexistente, o peor aún, a una entidad demoníaca ("Todos los dioses de los paganos son demonios" -Salmo 91) o sea que cometamos un acto de apostasía. Porque sólo hay un Dios, y sin Jesucristo nadie lo conoce ni lo alcanza una vez Él dio su vida por nosotros y estableció Su Iglesia para unirnos a la Trinidad.
Esta es la verdadera meta de los impostores que rigen hoy la Iglesia, expulsar al Dios humanado y suplantarlo por un ser superior salido de sus manos que no tiene la capacidad de salvar ni de darnos la felicidad en este mundo. Añadamos el hecho incontestable de que las espiritualidades New Age promueven la infestación satánica, o que cuando san Francisco Javier llegó a tierras paganas, al celebrar la Misa, miles de demonios huyeron de los templos de los falsos dioses..
Pero si los católicos que idolatran a Fco siguen sin discernir lo que está ocurriendo acabarán sin saber distinguir las verdades reveladas ni el Magisterio propio de la Iglesia de Jesús. Recordemos las mismas palabras del Hijo de Dios: "el que no creyere se condenará", "a los tibios vomitaré de mi boca" "el que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama."
El siguiente es otro hecho en la misma línea, relatado por a web Messainlatino:
Después del herético* agradecimiento de un sacerdote de Bérgamo (Don Davide Rota) a un chamán africano (que hizo un rito) por su recuperación, es normal que ahora se haga una oración ecuménica para pedirle a Dios "cada uno con su propia fe" el fin de la pandemia.
¿Pero qué Dios? ¿No hay un solo Dios verdadero, Uno y Trino?
Quizás el obispo Beschi (NT: ni por supuesto, el pseudopapa) no recuerda el Evangelio del quinto domingo después de Pascua (N.O.) justo el 10 de mayo:
"Jesús le dijo: 'Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre excepto a través de mí. Si me habéis conocido a mí, también conoceréis a mi Padre: desde ahora lo conocéis y lo habéis visto... El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decir, "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo de mí mismo, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus obras". (Jn 14:1-12).
¿Pero de qué nos sorprendemos? Todo está en línea con la (desastrosa) orientación eclesial de las últimas décadas.
*Desde Bergamo el agradecimiento al chamán por el rito vudú y la curación del coronavirus (firmado por Don Davide)
Una vez más llegan noticias inquietantes de la Diócesis de Bérgamo, bien conocidas por nuestros lectores por los folletos de "oraciones ecuménicas" en preparación de la Santa Pascua, por las vigilias de oración interreligiosa pro-sodomita, por los ejercicios espirituales confiados a la pastora bautista, por la desnudez de las mujeres y otras obras de dudoso gusto exhibidas en las iglesias.
Don Davide Rota, es el Superior del Patronato de San Vicente, una importante fundación diocesana de educación, cuyo "propósito esencial -se lee en la página web- es ayudar y educar lo más posible, confiando en la divina Providencia".(...)
Él relata: "cuando el sábado 29 de febrero me llevaron urgentemente a la clínica, los huéspedes africanos de la casa de Bérgamo, asustados, decidieron hacer una colecta y enviar el dinero a África para un rito vudú a mi favor", para luego llegar a una conclusión: "En este punto, junto con el Señor, los médicos y enfermeras de la clínica, los muchos que han rezado por mí y por todos los enfermos, un agradecimiento obediente también al desconocido chamán africano... Nunca se sabe: en ciertas ocasiones es bueno mantener a todos tranquilos".
¿Ironía? ¿Una broma? Más allá de la premisa oficial "intentemos empezar de nuevo con una sonrisa", el contexto y el tono del artículo no parecen más que una broma y una lamentación de una práctica mágica y demoníaca, sobre la que no hay nada que ocultar.
Sobre el tema el Magisterio Católico es terminante y la condena es clara e inflexible; basta recordar aquí sólo lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Todas las prácticas de magia y de brujería con las que se pretende someter a los poderes ocultos para ponerlos a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sólo sea para procurarle salud- son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Tales prácticas son aún más condenables [...] cuando en ellas se recurre a la intervención de los demonios. Incluso el uso de amuletos tiene culpa. El espiritismo a menudo implica prácticas adivinatorias o mágicas. La Iglesia también advierte a los fieles sobre ello. El recurso a las llamadas prácticas médicas tradicionales no legitima ni la invocación de poderes malignos ni la explotación de la credulidad de otros" (n. 2117).
Por lo tanto, un sacerdote, superior de una obra educativa diocesana, agradece al "chamán africano desconocido" el haber realizado en su persona - como hombre ordenado y consagrado a Dios - un rito demoníaco (entre otras cosas propiciado por los "invitados" de su comunidad, o las almas confiadas a su educación) y concluye con un sincretista (si no apostólico) "nunca se sabe": en ciertas ocasiones es bueno mantener a todos tranquilos" es de una gravedad sin precedentes que impone una reparación pública e inequívoca.
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