sábado, 23 de mayo de 2020

La extinción de los ‘laudatosí’, la globalización del Papa Francisco, las ruinas del Vaticano, el Dios de la historia.


 | 
Los ‘laudatosi’ se están terminando. De la semana pasamos al año persistiendo en algo que ya a nadie interesa, si es que alguna vez ha interesado a alguien. Las conversiones ecológicas tardías no convencen nadie y menos en medio de una epidemia que sigue extendiéndose implacable por todo el mundo. Mientras parece que en Europa hemos controlado, que no vencido, el contagio del virus en otras latitudes crece incesantemente. En estos momentos pasan de cinco millones los infestados en todo el mundo y ya nos acercamos a los 350.000 fallecidos, sabemos que esto es poco, o nada, si lo comparamos con los 15 millones de abortos ‘legales’ que llevamos en este año y que están destruyendo el futuro de nuestra sociedad mucho más que el demoniaco virus. La dramática situación social y económica que se nos cae encima hace que tengamos que preocuparnos de las cosas de comer y queden en otra galaxia las ‘laudatosí’.
El mundo de las comunicaciones sociales es el primero en el que estamos notando el cambio, son instrumentos que ya estaban entre nosotros pero que no tenían la importancia que en los tiempos del virus han adquirido. El distanciamiento físico ha hecho que descubramos otras formas de relacionarnos. En cambio fundamental es que en los medios tradicionales el receptor es objeto pasivo, recibe la información que otros preparan sin mucha posibilidad de interacción. Esto ya no es así y en los nuevos medios todos somos emisores y receptores de información. Volvemos, en cierto modo, al viejo boca a boca de nuestras sociedades rurales, a la esencia misma de la comunicación. Los medios de masas lo han sido fundamentalmente de masas anónimas, despersonalizadas, que a lo más podían apagar de receptor, pero que tenían muy poca capacidad de influir en el emisor.
La aparición de la megafonía en los actos públicos, y en nuestras iglesias, ha cambiado nuestra forma de celebrar la fe convirtiéndola, en muchas ocasiones, en un espectáculo despersonalizado. Nuestras iglesias han ido perdiendo su carácter devocional pasando a ser teatros en donde se pide al sacerdote que sea entretenido y que pasemos un rato lo más distraído posible. Nuestras iglesias se han embellecido buscando mucho más impresionar nuestros sentidos que introducirnos en la belleza de Dios. Creemos ese camino se ha agotado, está desbordado y superado. Hoy los medios permiten ser protagonistas y unirnos personas lejanas físicamente pero cercanas a nosotros en otros aspectos. Hemos visto cómo los feligreses seguían unidos a sus párrocos a través de la red cuando no han podido hacerlo físicamente. Podíamos tener otras celebraciones más cuidadas y vistosas pero no eran la nuestra.
Un mundo se está terminado y ya no es posible mantener con pólvora del rey una fiesta que a nadie interesa. No podemos engañar con el alto volumen y fuegos de artificio cuando sabemos que nadie está bailando. Las conferencias de la semana ‘laudatosí’ malamente pasan del centenar de seguidores, de todo el mundo mundial, es lo que hay, y es lo que interesa. Para esto no necesitamos tantos financiadores que aportan sus beneficios en inversiones fósiles por mucho que estén dispuestos a propósito de la enmienda, por ahora solo de boca, que no son tiempos de vender y perder.
El diario “Frankfurter Allgemeine Zeitung” se fija en la ruina del Vaticano y resume los artículos y las informaciones aparecidas en medios italianos en los últimos días, sobre todo el cierre de los museos y de los negocios que los rodean. Comentan las primeras decisiones de no renovar los contratos temporales y suspender los nuevos. El Vaticano se encuentra en una posición, digamos por ser benévolos, muy peculiar. El Papa Francisco se ha convertido en el máximo defensor, y más visible, del globalismo. Defiende las caídas de muros y las aperturas de puertos, los papeles para todos y salarios universales pero, pero… El Vaticano no es miembro de la Unión Europea, esa que el Papa Francisco tanto defiende para los demás,  a pesar de estar enclavado en el centro de Roma, utilizar su moneda y ser sus trabajadores mayoritariamente europeos. El Vaticano no pertenece al Fondo Monetario Internacional, lo de la globalización va bien para los demás pero tampoco aquí vamos por delante con el ejemplo, no hay ni intención, ni lejana. Con la Banca Mundial tampoco hay relaciones, esa a la que el Papa Francisco pide insistentemente que perdone los créditos peronistas. La Banca Mundial es uno de los instrumentos más importantes de las Naciones Unidas, pues ni por esas. Los alemanes de estas cosas se dan cuenta y las cuentan muy bien, menos lágrimas de cocodrilo y más hechos. Está visto que lo que para el resto del mundo es buenísimo y de obligado cumplimiento con penas de condena eterna, no le es, ni de lejos, para el estado pontificio, las cosas del discernir.
Interesantes comentarios del profesor de Mattei  sobre el juicio de Dios en la historia. Tosati nos trae una reflexión sobre la tendencia a la huida del episcopado actual de una forma generalizada. Sepe, el cardenal de Nápoles, que agota sus dos años de prórroga. Fruto de los años de sede vacante y crecido en la Roma de jubileo fue ‘desterrado’ por el Papa Benedicto a Nápoles, que no es mal destierro, pero destierro es. La mano negra de Obama detrás de la renuncia del Papa Benedicto XVI. El regreso del culto y su casuística sigue presente.
«…si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.»
Buena lectura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

DEJENOS SU COMENTARIO, ¡ALABADO SEA JESUCRISTO!