Schneider: La reforma litúrgica expulsa a Dios de la Misa
La misa católica. El obispo Athanasius Schneider publicará el próximo mes de enero el libro de entrevistas en inglés "The Catholic Mass" con Sophia Press. Fue escrito en colaboración con el músico eclesiástico italiano Aurelio Porfiri, está dividido en 12 capítulos y explica la misa. El libro ya se puede encargar por adelantado. Schneider concedió varias entrevistas sobre el libro en Estados Unidos la semana pasada.
La misa se centra en el hombre
Dejando a Dios de lado. En declaraciones a EWTN, Schneider dijo que los lectores del libro deberían reconocer la belleza y la riqueza de la Misa y estar agradecidos por este don inefable. Para Schneider, el núcleo más profundo de la crisis actual de la Iglesia es una actitud antropocéntrica que sitúa al hombre en el centro y a Cristo a un lado, incluso en la liturgia. En el Nuevo Rito, esto se manifiesta en particular al "presidir" hacia el pueblo.
La reforma litúrgica es una tragedia
La reforma litúrgica es una tragedia. Schneider concedió otra entrevista al programa "War Room" de Steve Bannon en la que afirmó que la introducción del Novus Ordo en 1969 representó una revolución drástica del rito de la misa. Para Schneider, la reforma litúrgica es una tragedia. Cita: "Tenemos que volver a la misa de siempre". Durante 2000 años, explicó, la Iglesia nunca llevó a cabo una revolución litúrgica. Eso lo hizo por primera vez Pablo VI, dijo, y era contrario a la naturaleza de la Iglesia. La reforma litúrgica se quiso hacer para acomodar a los protestantes y para enfatizar un aspecto de la misa que es sólo secundario.
La Misa antigua no es "tridentina" ni propiedad privada de un papa
En declaraciones a la revista Crisis, Schneider subrayó que el término "Misa Tridentina" es erróneo. La misa, dijo, tiene muchos siglos de antigüedad y fue simplemente adoptada y codificada en el Concilio Tridentino. Para Schneider es triste que Francisco intente destruir este tesoro centenario de la Iglesia con la Traditionis custodes. Cita: "La forma tradicional de la misa es propiedad de toda la Iglesia de todos los tiempos. No es propiedad privada de un papa o de un obispo. Si la prohíben, cometen un grave abuso contra el bien común de la Iglesia".
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