domingo, 3 de marzo de 2024

SABIDURIA 0 INTELIGENCIA ARTIFICIAL


 

La inteligencia artificial solucionará todos los problemas

de la humanidad… al exterminarla

Lucas Arrimada

Su fin inmediato destruir la educación en valores

Para entender el perjuro de la inteligencia artificial, se debe tener en cuenta a un monje veneciano Giammaria Ortes al cuál siguen dogmáticamente todos los pensadores que le sucedieron desde Adam Smith hasta Carlos Marx, y muchos más.

Un dato de la economía, lo que se enseña como “ciencia económica”, tiene su correlato con la inteligencia artificial a través de principios como el “cálculo del goce”, “cálculo hedonista” y la inefable “utilidad marginal”. Porque a través de esta deformación se logran objetivos adheridos a todas las demás técnicas como la inteligencia artificial.

Este paso fue esencial, porque al hacer dócil al individuo, a estas prácticas hedonistas, fue alivianando los valores tradicionales, y al final de cuentas, fueron cayendo las prácticas del esfuerzo.

Y la educación  no está ajena a estas prácticas pérfidas.

Como lo analiza con maestría Lyndon Larouche “la esencia de los métodos para “embrutecer” esclavos y someter naciones, los métodos de la “educación basada en resultados”, diseñada por la ONU, que se le aplican a las posibles víctimas de la dictadura mundial de la ONU, es la cruel supresión  de las facultades creadoras de la razón, las facultades características de la mente humana, que se expresan por lo general en la forma de descubrimientos axiomáticos revolucionarios en la ciencia física”. 

Lo natural, como sucedía, ya hace mucho tiempo, es incentivar el interés y la intriga por conocer la vida y el  pensamiento de los grandes pensadores de la humanidad.  

En este punto la inteligencia artificial fracasa, no puede y no quiere indagar objetivamente el pensamiento de Platón, pues su esencia es ilimitada y subjetiva.

Todo este avance tecnológico que fue desplazando la investigación y la educación por el manejo de técnicas amorfas, lleva como culmen, a este estado, donde nadie ya investiga, nadie recorre las bibliotecas y desempolva los libros, y a través de autores quizás opuestos, lleva a u proceso de desarrollo intelectual que eleva la ciencia autentica.

Sucede lo contrario, se somete a los alumnos a que extraigan de una técnica, manejada por los amos del mundo, los datos, no son conocimientos, y con esos se va “construyendo” una “ciencia fraguada en la domesticación impuesta sutilmente”.

Esta herramienta, con su subjetividad, induce a “creer” que el CO2 es mortal, que la Agenda 2030 es imprescindible, y como desde los ámbitos que se deben ocupar de estos temas no lo hacen, el desconcierto es total.

“Nunca se hubiese podido aceptar el uso de los dispositivos en los ámbitos educativos de saber que iba a traer una generación que se quedó sin la capacidad de concentración, de lectocomprensión básica en silencio. La educación es el entrenamiento de la atención. Sin atención no puede haber educación, ni pensamiento ni decisión”.

“La sabiduría es producto de una inteligencia profunda que posiblemente la mera inteligencia artificial llevada a un nivel inimaginable por nuestra ilimitada ambición y limitada inteligencia humana tampoco puede llegar porque contiene un factor intuitivo que no se puede programar ni acelerar con algoritmos de perfeccionamiento. No podemos diseñar una “intuición artificial” ni una “sabiduría artificial”. Esas imposibilidades nos deberían llevar a explorar nuestra prudencia y cultivar una paciencia salvaje, disciplinada y aguda, ante la pretensión de delegar la misma supervivencia de la humanidad a procesos tecnológicos sin control”.

Roberto Franco

No hay comentarios:

Publicar un comentario

DEJENOS SU COMENTARIO, ¡ALABADO SEA JESUCRISTO!