¿ENTRA POR LA CABEZA
O POR LOS PIES?
Se me ocurrió ver la hora, - viernes a la noche -, prendí el televisor
y me quedé, mitad azorado, y mitad turbado ante tamaña exposición de
despilfarro y lujo, ante un mundo en guerra, y en declive, y una Argentina
postrada en la corrupción y la miseria.
Sé que puede no caer bien, pero este es un hecho de tantos que exteriorizan
la decadencia cultural a la que estamos sometidos.
El problema trasciende la educación, es cultural, porque la cultura
está sobre la educación.
Para ser culto no se necesita ni siquiera haber ido a la escuela.
Con aquilatar valores llovidos sabiamente dentro de la familia, se va
forjando la cultura, el respeto, el esfuerzo, la sobriedad y sobre todo el
fermentar de los talentos con que Dios nos ha favorecido.
Ahora bien hay talentos y talentos.
Algunos generan una escalada moral hacia arriba, dejando en su escalar
infinitos frutos que se propagan en un aura de belleza. No logran la difusión, -
están proscriptos - porque están orientados en sentido contrapuesto con este
mundo materialista.
Otros generan una escalada material hacia adelante, provocando un
despilfarro desopilante de algarabía y festejo, que se disipa ni bien termina
el hecho venerado.
Algunos de los que vivieron este hecho con pasión seguirán la fiesta
exuberante en algún lugar, pero otros, la gran mayoría volverán a su mundo de
pobreza y miseria.
Estos últimos no se dieron cuenta que lo suyo no es más que una
ilusión pasajera, en tanto que los actores de tanta algarabía seguirán su
rutina rodeados de lujos y excentricidades propias de este mundo corroído.
Por más que se quiera iluminar el templo de los talentos inferiores,
estos jamás serán modelos a seguir, pues generan una dicotomía, por un lado
quien goza de estos talentos los disfruta en un instante y luego desaparece. No
queda nada de tanto despilfarro, o quizás sí, solo para quien goza ciertamente
de sus propios “méritos funestos”.
Hay que tener cuidado, pues estos talentos en los últimos años avanzan
exultantes, y hasta adquieren una dimensión mesiánica.
Si, adquieren una dimensión mesiánica y corroen y tratan de sepultar
en el olvido las verdades eternas.
Es tanto el barullo que se amasija en rededor de esta turbulencia,
donde lo exultante es lo que ves, lo que brilla, lo que seduce, lo que te dice
todo está bien, goza, disfruta que el mundo está dichoso de seres humanos como aquellos
que se dejan cautivar.
Los derrochadores de talento infames saben “comunicar” porque están
con el mundo.
Los difusores y defensores de las verdades eternas son silenciados,
humillados y hasta bastardeados, pues la Verdad, hay que silenciarla, ponerla
debajo de la mesa, pues lleva consigo austeridad, silencio, contemplación.
Pero no te la creas, luego de tanta algarabía que trae este mundo
dislocado, luego vendrá el silencio de la opresión, de la esclavitud.
Todo está calculado milimétricamente por el “Dios de las Tinieblas”,
te da para que abandones el buen vivir, no te cultives, no respetes el orden
natural y una vez “cebado” te caerá con la hoz.
Pero ya será tarde, el dolor y la muerte serán consumados, te
destrozaron el cuerpo, lo de menos, pero te destrozaron el alma, que es el
objetivo de esta maraña, para que no disfrutes del descanso eterno, sino
que convivas con el calvario por
siempre.
Lo escribí en un minuto, guiado por ti amigo eterno.
Roberto E. Franco
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