"No se trata de una lista de derechos que se
amplía sin fin:
el 'derecho' a la asistencia sanitaria, el
'derecho' a la
alimentación y a la vivienda. Eso no es libertad,
es dependencia.
Eso no son
derechos, son las raciones de la esclavitud: heno
y un establo
para el ganado humano". P.J. O'Rourke
Los derechos y deberes
juegan un papel esencial en la vida del hombre, las familias y las comunidades.
Hay una puja permanente
para discernir cuál de estos principios está primero.
Antes de analizarlo
filosóficamente es sutil comparar la evolución de estas ideas en medio siglo.
Pedro, veinte años recién
cumplidos - medio siglo atrás – quería
formalizar su noviazgo y se le ocurrió, como era natural, buscar trabajo,
acumular los elementos esenciales necesarios en una familia.
No podía ser de otra
manera, pues en su familia, humilde si, la cultura del trabajo estaba
incrustada como una cuestión de honor.
También es cierto que el
trabajo no abundaba, pero era posible, la multinacionales con su mecánica de
concentración no hacían mella en la vida comunitaria.
Medio siglo después,
Susana, con la misma edad de Pedro en ese entonces, alejada su familia de la cultura
del trabajo, un día recorre la municipalidad en busca de una ayuda de cualquier
tipo, y al otro la dirección de la vivienda en la búsqueda de la “merecida”
vivienda.
¿Son sus derechos!
¡En tan poco tiempo, un
cambio tan profundo!
Para entenderlo, este
cambio no es más que un proyecto integral de modificación de los estilos de
vida, a fin de “adecuarlos” a los intereses de los amos del mundo.
Está en juego la lucha
entre el orden natural y la globalización cuya finalidad es precisamente
destruir ese orden milenario, a fin de imponer una esclavitud universal.
Mientras el mundo gira y
gira, en la Argentina te entretienen con unas elecciones amañadas, la impronta
impuesta sigue ante la pasividad de la gente que domesticada hábilmente se va
metiendo en la manga de la esclavitud. Y
el cepo está cerca.
Roberto E. Franco
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