29.11.23
El fútbol a través de sus asociaciones dependientes de la FIFA
atraviesa un momento crucial de su existencia, y es un abanderado de lo que sucede en el mundo con la élite
satanista que nos quiere esclavizar.
El 1957, se produjo un gran revuelo porque tres futbolistas argentinos
Maschio, Angelillo y Sívori eran de los primeros en emigrar a Europa.
Avanzando en la historia quizás tengamos como última selección auténticamente
nacional la de 1966, alevosamente despojada en Inglaterra.
Hoy todo ha cambiado, ya los futbolistas que componen la selección
tuvieron un paso fugaz por los equipos argentinos algunos, y otro ni siquiera
han pasado por ellos. Viven en un mundo alejado de los avatares de la vida
cotidiana de quienes al final de cuentas, en parte, pagan sus excentricidades.
A todo esto se suma algo que es extremadamente grave, la FIFA acaba de
anunciar, y seguro lo va a concretar, la realización de mundiales de fútbol
cada dos años.
¿Esto porque es grave?
Esta pandemia, que se acabó de golpe, - ¿raro no? - sirvió a nivel
fútbol, para que la gente se acostumbre a mirar los partidos por televisión, se
volvió a las canchas pero eso puede ser pasajero.
¿Qué puede suceder?
Con mundiales cada dos años, en los años intermedios habrá eliminatorias.
De esta manera los tornes locales de cada país se irán extinguiendo
lentamente.
Perderán atracción porque los jugadores que sobresalen serán llevados
a los lugares que la FIFA le conviene.
La situación económica seguirá en constaste retracción, - así lo
quieren –y los socios de los clubes irán desapareciendo pues sus ingresos se
deterioran y además los partidos locales serán esporádicos.
Esto se derrama sobre todas las categorías y a todos los niveles.
¿Qué sucede con los clubes de barrio?
No pueden pagar los servicios y deben ser medianamente subvencionados.
Los clubes comenzarán a desaparecer y los grandes campos de
entrenamiento hechos con esfuerzo serán despojados por multinacionales que
prepararán y usarán a los jóvenes que más les sirvan a sus falaces intereses.
Si observamos solo la última década del accionar de los organismos
nacionales e internaciones, los actos de corrupción han sido demasiados,
perjudicando la objetividad en el desarrollo de los partidos.
Todo eso es para abonar la tierra y llegar a los objetivos deseados
por estos organismos que están hasta por encima de las instituciones del
estado.
Es muy fuerte el poder que se mueve en estos estamentos, y los
dirigentes deberían tomar nota de este panorama incierto, para no caer en la
desidia y permitir la desaparición de uno de los espectáculos que bien llevados
mueven al regocijo de muchos seres humanos en el mundo.
El argentino que anda por la FIFA como el presidente de la AFA ,
deberían dar explicaciones de esta rapacería imperdonable.
El próximo domingo elecciones en el club más numeroso de Argentina.
Dos modelos compiten, por un lado los clubes son de los socios y por
el otro de empresas multinacionales como el Manchester City. ¡Eso no es fútbol,
es una multinacional con fines espurios!
Por un lado el fútbol centenario, y del otro este contubernio de un
excéntrico que gana la plata con los recursos naturales que pertenecen para el
bien de la humanidad y que dan una vuelta de tuerca más, sobre la concentración
de las riquezas y el despojos a los indefensos habitantes de este mundo.
Despertemos, porque mañana,
como en Europa, el “emir de Capanga” o el sultán de Cochinchina” serán los
ladrones de los sueños de tantos amantes del fútbol.
Roberto E. Franco
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