He venido anticipando algunas de las bondades que la élite nos tiene
preparadas para un futuro cercano, si seguimos adormecidos.
Son dichos fehacientes de los mismos personajes que hasta hace algunos
años los tenían bien guardados, pero como observan a la población ocupada, en
su mayoría, en cosas triviales y que no les oponen ninguna resistencia, ya
actúan a voces.
El 9 de septiembre de 2019 el ex presidente Trump retuitió una noticia que le valió la
reprobación de los medios, por ser falsa.
La noticia se refería a
“un científico que propone el canibalismo para combatir el cambio climático”.
Pero luego de dos años,
resulta que ¡La noticia no era falsa!
Según lo detalla Maurizio Blondet en la reciente Cumbre Gastro en Suecia,
el profesor de la Escuela de Economía de Estocolmo Magnus Soderlund dio la
primera conferencia sobre el tema: El canibalismo es ecológico. Dado que
el programa globalista de lucha contra el "cambio climático" ya ha
dado por sentada la reducción a cero de animales, bovinos, ovinos y aves de
corral, ¡grandes productores de gases de efecto invernadero! – Esto
sí que es falso -, el profesor Soderlund ha superado incluso la
atrevida propuesta del Foro de Davos: a saber, que de obtener, para los pueblos
demasiado numerosos de la Tierra, proteínas derivadas de insectos.
“El
cambio climático obligará a las personas a probar alimentos que actualmente no
pensarían que comerían, incluidas las mascotas, los insectos y, quizás la carne
más tabú de todas, la carne humana”. Cuando TV4 sueca
le preguntó a Soderlund si comería carne humana él mismo, respondió que estaría
"abierto al menos para saborearla". No se propone que se pretenda
matar seres humanos para consumir, sino utilizar a los muertos de forma natural.
No
piensen que este personaje es un loco aislado, pues el secretario general de la
ONU Antonio Guterres, dijo: “Es hora de cambiar la forma en que producimos y
consumimos alimentos. El rediseño del sistema alimentario mundial es
fundamental si queremos alcanzar nuestros objetivos de sostenibilidad”.
Mientras que en Alemania, la organización
medioambiental Greenpeace lucha por aumentar el IVA sobre los productos
animales,
El
Foro Económico Mundial señala que nuestra cadena alimentaria es responsable de
hasta el 37% de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el
hombre. Las consecuencias son devastadoras: desde la disminución de la
biodiversidad hasta la desertificación de las áreas cultivadas. Por lo
tanto, en lugar del rendimiento y la eficiencia, deben pasar a primer plano
otros criterios, también en relación con el aumento proyectado de la población
mundial de dos mil millones de personas en los próximos 30 años.
La cría de animales convencional, en
particular, es una espina clavada en los objetivos de sostenibilidad, razón por
la cual se debería invertir más en carne de laboratorio . Los arquitectos de
la sociedad no solo están insatisfechos con los productores, sino también con
el comportamiento del consumidor. En un artículo más reciente , el WEF recomendó reducir el consumo de
carne, una dieta rica en plantas (más nueces y semillas) y menos desperdicio.
También
se adelantan otros argumentos a favor del consumo de gramíneas. El
primero: las hierbas absorben una cantidad relativamente grande de dióxido de
carbono. Con el cultivo selectivo de hierba podemos luchar contra el hambre
en el mundo y, al mismo tiempo, solucionar la crisis climática.
Por
supuesto, este tipo de dieta "ecológica" se proporciona solo para los
pobres, las masas y la clase media a la cuál quieren exterminar. Los ricos
se han posicionado desde hace mucho tiempo para el nuevo mundo imaginado por
Davos.
Roberto Franco
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