En un canal de cable tuve la oportunidad de escuchar, a lo largo de
dos horas una extensa conferencia, luego dejé de horrorizarme y me alejé
atónito.
El anfitrión de este encuentro es uno de estos sacerdotes de la
globalización que tiene un medio de comunicación y los invitados al debate eran
nada menos que Milei y Gravois.
La verdad no era un debate, sino las exposiciones magistrales de dos
de los prodigios económicos y políticos de nuestro tiempo, navegando en un
mundo idílico y vetusto, que nada tiene que ver con los padecimientos de la
gente.
Al primero no le interesa la pobreza, y el segundo le quiere sacar lo
poco que le queda a la clase media para mantener a los que transformaron en planeros.
¡De la usura, la Agenda 2030, y la entrega del patrimonio a la élite:
nada!
Todo era cobijado bajo un aire tal de aparente sapiencia, que parecía
reencontrarnos con un debate entre G. K. Chesterton y Julián Marías.
Pero en la trama, en el tiempo escuchado, todo se centró esencialmente
por la defensa del mercado y la libertad individual por un lado, y la defensa
de los principios marxistas por el otro.
Por un lado la defensa a raja tabla del liberalismo siguiendo el dogma
de la Acción Humana de Von Mises fundada en la cataláctica (significa que los
precios se pueden fijar a través del mercado sin que haya necesidad de
planificación o participación del estado), y por el otro recuperar e instaurar
esa idea brillante que tiene penosa aplicación – para la gente – en China y que
es regenteada, entre otros, por el Foros de Davos, las Naciones Unidas y por su amigo y jefe espiritual Francisco: la renta
básica universal.
Sin temor a equivocarme estas ideas burdas son pasadas de moda, ante
los graves problemas que afectan a la humanidad.
Es interesante acotar que Ludwig Von Mises escribió, entre tantos,
otro libro titulado Socialismo, el cual debería ser analizado.
No entienden estos intelectuales de la Argentina actual que el
liberalismo y el marxismo fueron herramientas pródigas de la elite, a las que
ellos sirven dócilmente.
De qué mercado se va a hablar cuando el poder de las
multinacionales es omnímodo. Navegan en el aire, respetan el libreto, y no analizan que en el 70 – Gualeguaychú - el
comercio local tenía el 88 % del total, en el 2020 solo el 33 %.
Los otrora almacenes que con la famosa “libreta”
financiaban a las familias, fueron
barridos por las multinacionales que solidariamente en “oferta” ofrecen 10
sachet de leche en 100, y hasta el día anterior cada litro costaba 50.
¿Es oferta o estafa?
Las famosas “libretas” solidarias fueron reemplazadas
por el interés o usura que en medio siglo creció del 7,0 al 21,6 por ciento, lo
que llevado a toda la cadena de producción llega al 50 por ciento.
En estos cincuenta años, sobre todo luego de los 90,
el trabajo formal fue decayendo, creció el trabajo informal y aparecieron los
“planes sociales” creación perversa de la globalización.
Para que entiendan y revisen sus arcaicos
conocimientos, - en treinta años - los trabajadores independientes aumentaron
un 97,9 % (fruto de la pérdida del trabajo en relación de dependencia), los
dependientes un 25,6 %, los desocupados un 187,7 % y los planes desde su
creación en 2003 un 280,5 %.
¡Cómo no van a pedir la renta básica universal, si
con eso se sostiene el arma letal de la democracia: el voto!
Por último, no se les ocurre analizar qué pasará en
el mundo si el Sistema Financiero Swift
es reemplazado por el Sistema Financiero Cuántico.
La elite prohíbe hablar de estos temas.
Roberto E. Franco
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJENOS SU COMENTARIO, ¡ALABADO SEA JESUCRISTO!