Siglos
de conservar un secreto - ¡muy bien guardado! – hacen que los lobos se
desesperen para que el mismo no se haga público.
Eso comienza
con Moisés, el
“Mamrè” - según Auriti - era el “instrumento monetario” de su pueblo cuya emisión era confiada a
la sensibilidad “religiosa” y a la responsabilidad de cada creyente, y estaba
protegida y sostenida por una “solidaridad crediticia” que se extendía a todo
el Pueblo de Dios.
En un diálogo
entre Dios y Moisés: éste le dice los principios del Manré, Señor del Universo,
yo se las pondré por escrito. Pero Dios le dice: No quiero que tú la
pongas por escrito porque tu pueblo de esta manera será dominado, eso sí,
debe ser utilizado para el Bien y no para el Mal.
Pero desde el
comienzo, el Mal se fue imponiendo penosamente en el ámbito económico – y en
toda la vida del hombre - a través de la moneda.
Este drama es el
eje del problema de la humanidad.
No te atrevas a
denunciarlo porque serás ridiculizado, ignorado o tirado a la hoguera de los
malditos medios de comunicación.
Esto viene desde
siglos, y se va agudizando, llevando la concentración de la riqueza a grados
inaceptables.
Este secreto es
simple de develar.
Haces una ruta en
tu ciudad.
Simplifiquemos con
1 $ - 1 u$s
Necesitas $ 1000
para pagar al ingeniero, a los obreros, materiales e insumos, todo lo tienes en
tu ciudad.
Pero los perversos
economistas del sistema te dicen: ¡no emitas, si lo haces hay inflación!
Entonces pide u$s
1000 para tenerlo de reserva y puedas emitir $ 1000.
¿A quién se lo
pides?
A un banco del
norte, éste entrega bonos del Tesoro de ese país a la Reserva Federal y ésta le
“hace” los dólares al banco, y te los presta con un interés del 10 %.
¡Ahora puedes
emitir, no habrá inflación! ¡Maravilloso!
Ahora bien, ¿Cuál
es la razón que afirma que el emitir sin “reserva” genera inflación.
¡¡Ninguna!! ¡Con
este mecanismo te cambian papel pintado por tu trabajo y tu producción.
¡Despierta trabaja
para ti y no para usureros que emiten dinero de la nada.
Rompan los textos
de economía del sistema, exijan que les enseñen la verdad.
Con este simple
ejemplo se demuestra la perversa, inmoral e injusta deuda externa que ningún
gobierno democrático se ha atrevido a denunciar.
Roberto Franco
26.3.21
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