sábado, 23 de marzo de 2024

CREDITO SOCIAL

 

¡POR EL BIEN DE LA HUMANIDAD!

“Cuando gobiernan los traidores

el patriotismo es sedición”

Ante la apatía de la mayoría de los argentinos, que permanecen impertérritos ante los embates  de ideas y teorías promovidas por la elite conviene desmenuzar estas alternativas funestas para la Argentina y la humanidad toda.

Muchos se aferran al nombrado “crédito social” pero el mismo merece ser analizado pues distintas propuestas, opuestas entre sí, reciben la misma denominación. 

El crédito social, original, el verdadero, nace de una idea genial de Clifford Hugh Douglas ingeniero anglo escoces que merece su estudio.

De su tesis resulta que Douglas se da cuenta que en todo proceso económico el valor monetario de los bienes a la venta, supera al ingreso que reciben las familias para poder adquirirlos.

Este desequilibrio deslealmente ocasionado, hace que se produzcan ciclos económicos perjudiciales para el tramado económico, pero altamente beneficiosos para las finanzas.

Según Douglas los sistemas económicos fieles al orden natural deben ser “autoliquidizantes” o “autofinanciantes” lo que consiste en “la capacidad de un sistema para producir el circulante o liquidez que el sistema mismo necesita para funcionar”.

El sistema económico capitalista necesita más dinero del que se genera en cada ciclo económico inventando una escasez intencional.

Este sistema capitalista transfiere recursos al sistema financiero, castigando a productores y consumidores, quienes deben recurrir a deuda más intereses para paliar este faltante provocado.

Es esencial el análisis de esta alternativa para derrocar el sistema imperante, pues en las universidades solo se enseña lo que viene del norte, donde todo proviene de los oligarcas que proponen el nuevo orden mundial.

El sistema financiero actual adolece de falencias que nadie quiere solucionar por ignorancia o sometimiento.

En primer lugar es desequilibrado, porque el precio es mayor que el poder de compra, para que se igualen al poder de venta hay que agregarle la deuda que provee el sistema financiero.

En segundo lugar no es autoliquidable, pues tanto los gobiernos, las empresas y las familias deben compensar ese desequilibrio con deudas. Ahora bien si nuevas deudas compensatorias van más rápido que las deudas compensatorias viejas el sistema es insolvente y genera inflación. Así de simple.

En tercer lugar, no es distributivo y en consecuencia el hombre y las familias para subsistir deben recurrir a las deudas.   

El hombre necesita y merece vivir en un sistema donde logre la seguridad económica, es decir asegurarse lo necesario, pero esto es insuficiente, solo los animales se contentan con esta variable.

El hombre además, debe tener como propio la libertad de elegir, es decir elegir lo necesario.

El Crédito Social propone el dividendo como instrumento de libertad.

Es el único método “suplementario de distribución” que se va ajustando a la evolución de los métodos de producción.

Esta distribución monetaria se debe a que el “Crédito Social” reconoce la existencia de una herencia social transmitida en el seno de una comunidad de generación en generación.

Existe una clara divergencia entre la “deuda  externa” y el “dividendo”.

La primera, generada por las finanzas actuales,  expresa el progreso sustraído por los bancos, la segunda, expresada por el dividendo (moneda para todos) expresa el progreso repartido entre todos, por el Bien Común. 

Parece una locura, un delirio, pero las anteojeras puestas mansamente sobre todo a los economistas sembrando, sobre todo incultura, nos conducen en un fango tenebroso: la ignorancia.

                                                            Roberto Franco

16.7.22

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