¡POR EL BIEN DE LA
HUMANIDAD!
“Cuando gobiernan los traidores
el patriotismo es sedición”
Ante la apatía de la mayoría de los argentinos, que permanecen
impertérritos ante los embates de ideas
y teorías promovidas por la elite conviene desmenuzar estas alternativas
funestas para la Argentina y la humanidad toda.
Muchos se aferran al nombrado “crédito social” pero el mismo merece
ser analizado pues distintas propuestas, opuestas entre sí, reciben la misma
denominación.
El crédito social, original, el verdadero, nace de una idea genial de Clifford Hugh Douglas
ingeniero anglo escoces que merece su estudio.
De su tesis resulta
que Douglas se da cuenta que en todo proceso económico el valor monetario de
los bienes a la venta, supera al ingreso que reciben las familias para poder
adquirirlos.
Este desequilibrio
deslealmente ocasionado, hace que se produzcan ciclos económicos perjudiciales
para el tramado económico, pero altamente beneficiosos para las finanzas.
Según Douglas los sistemas
económicos fieles al orden natural deben ser “autoliquidizantes” o
“autofinanciantes” lo que consiste en “la capacidad de un sistema para producir
el circulante o liquidez que el sistema mismo necesita para funcionar”.
El sistema económico
capitalista necesita más dinero del que se genera en cada ciclo económico inventando
una escasez intencional.
Este sistema
capitalista transfiere recursos al sistema financiero, castigando a productores
y consumidores, quienes deben recurrir a deuda más intereses para paliar este
faltante provocado.
Es esencial el
análisis de esta alternativa para derrocar el sistema imperante, pues en las
universidades solo se enseña lo que viene del norte, donde todo proviene de los
oligarcas que proponen el nuevo orden mundial.
El sistema financiero actual adolece de falencias que nadie quiere
solucionar por ignorancia o sometimiento.
En primer lugar es desequilibrado, porque el precio es mayor que el
poder de compra, para que se igualen al poder de venta hay que agregarle la
deuda que provee el sistema financiero.
En segundo lugar no es autoliquidable, pues tanto los gobiernos, las
empresas y las familias deben compensar ese desequilibrio con deudas. Ahora
bien si nuevas deudas compensatorias van más rápido que las deudas
compensatorias viejas el sistema es insolvente y genera inflación. Así de
simple.
En tercer lugar, no es distributivo y en
consecuencia el hombre y las familias para subsistir deben recurrir a las
deudas.
El hombre necesita y merece vivir en un sistema donde logre la
seguridad económica, es decir asegurarse lo necesario, pero esto es
insuficiente, solo los animales se contentan con esta variable.
El hombre además, debe tener como propio la libertad de elegir, es
decir elegir lo necesario.
El Crédito Social propone el dividendo como instrumento de libertad.
Es el único método “suplementario de distribución” que se va ajustando
a la evolución de los métodos de producción.
Esta distribución monetaria se debe a que el “Crédito Social” reconoce
la existencia de una herencia social transmitida en el seno de una comunidad de
generación en generación.
Existe una clara divergencia entre la “deuda externa” y el “dividendo”.
La primera, generada por las finanzas actuales, expresa el progreso sustraído por los bancos,
la segunda, expresada por el dividendo (moneda para todos) expresa el progreso
repartido entre todos, por el Bien Común.
Parece una locura, un delirio, pero las anteojeras puestas mansamente
sobre todo a los economistas sembrando, sobre todo incultura, nos conducen en
un fango tenebroso: la ignorancia.
Roberto Franco
16.7.22
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